lunes, 30 de noviembre de 2015

Mis 5 imprescindibles de Sean Penn (actor):


-       Aquel “excitante” curso (1982).
-       Adiós a la inocencia (1984).
-       El clan de los irlandeses (1990).
-       Pena de muerte (1995).
-       Mi nombre es Harvey Milk (2012).

Viy (Aka Viyi)

3*

Uno de los clásicos fanta-terroríficos del cine soviético, rodado por Kropachyov y Yershov en 1967, es decir, justo un año después del estreno de Andréi Rubliov. La historia proviene de un cuento de Nikolái Gógol que, a su vez, proviene de una leyenda (justo como esa historia que llevó Bava a la pantalla en La máscara del demonio). Los efectos especiales son muy buenos y la ambientación y el maquillaje sorprenden por su profesionalidad y actualidad. Al igual que el abanico de trucajes cinematográficos que despliega la cinta. Además, la escena final, muy en la línea de El Bosco, sorprende al espectador más curtido. No es de extrañar, pues, que sobre la base de esta película se haya elaborado recientemente una especie de remake y una cuasi segunda parte (Transilvania, el imperio prohibido y El poder del miedo, respectivamente). Estéticamente, la película guarda ciertas reminiscencias con la pintura de la escuela holandesa, de un Bruegel y un Albert van Ouwater, lo cual no es nada extraño si recordamos la influencia de Pedro el Grande en la occidentalización de Rusia. Aunque el cine japonés más clásico, por ejemplo, tiene más relación con una parte de la pintura y del 7º arte Occidental que con las propias tradiciones niponas. Por otro lado, hay un no sé qué de El baile de los vampiros muy curioso. Igual Polanski, por afinidad geográfica y espiritual, conocía la película (se estrenó 7-8) meses antes que la suya) y la tuvo presente al rodar su film

Mad Max 3: más allá de la cúpula del trueno

2.5*

La más mística de toda la saga, esta tercera entrega de las aventuras post-apocalípticas del Loco Max sorprende por su arriesgada concepción: en el contexto de la ultraconservadora década de los ochenta, George Miller se atreve a continuar las peripecias anteriores del ex policía Max Rockatansky en un mundo devastado, violento y cruel pero, al mismo tiempo, le añade una parte antropológica donde una tribu de chiquillos muestran a toda una sociedad denigrada y mercantilizada cuál es la esencia de la civilización. Es decir, a una alegoría sobre el fin de la Humanidad, Miller introduce una reflexión sobre la naturaleza del zoon politikón, en la línea de El señor de las moscas o, incluso, La selva esmeralda. En su época se comentó, y mucho, tanto la música como la presencia de la soul-star Tina Turner, una poderosa mujer de más de cuarenta años que no desentonaba ni con la historia ni con el espíritu del film. En cuanto a lo demás (ambientación, diseño de personajes, vestuario, escenas de acción, fotografía), todo en su sitio: como en las dos películas anteriores y como en la espectacular última parte de la, por ahora, tetralogía, Mad Max: Fury Road. Por cierto, la escena del Thunder Dome sigue impresionando por su excelente planificación y montaje.

Skyfall

2.5*

Cada generación ha de reescribir las historias de su pasado. Y da igual que sean sus historias reales o sus historias imaginarias. Por eso, iba haciendo falta que se reescribieran las historias de James Bond. De ahí el estreno de Casino Royale y de Quantum of Solace. Así que, poco a poco, se están desempolvando, desapolillando, renovando. En esta ocasión, San Mendes coge el testigo para rodar una de las más increíbles (por inverosímiles) de todas las películas de la saga, en particular si la comparamos con los dos primeros capítulos de esta mini “resurrección”. De hecho, recuerda un poco a una famosa escena de The Matrix fundida con las inauditas concatenaciones del guión de Miller’s Crossing. Para más inri, todos los planos, todas las escenas, todas las secuencias se intentar rodear de un aire de qualité visual, de una niebla artística (algo similar a lo que le ocurre al Batman de Nolan), lo que no favorece la implicación del espectador, que se queda contemplando un fuego de artificios sin mayor interés ni empatía. Es verdad que el villano tiene cierto carisma, que las chicas Bond son sólidas y que el film tiene múltiples guiños a la historia de la saga (lo cual va estimulando la memoria del público) pero, eso no es suficiente: bajo un maquillaje de ridículo patriotismo, emerge un guión desastroso y previsible, con varios chuscos agujeros, algunas frases infantiles, un par de gracias desubicadas y mucha lectura freudiana de tercera clase. Así, Bond aparece como un niño expósito traumatizado y con complejo de Edipo, que tiene que romper con su pasado destruyendo su símbolo psicológico más habitable: la mansión familiar. Podría haberse hecho algo mucho más lúcido pero Mendes ha decidido seguir por el camino de la mitificación adolescente. Ni siquiera la presencia de Albert Finney redime a este fallido intento Hollywoodiense de adecentar la, tantas veces mancillada, épica bondiana.

martes, 24 de noviembre de 2015

Inferno

2.5*
Dedicada a Barbara.sociales

Segunda parte de la conocida “Trilogía de las Tres Madres” del maestro del giallo italiano, Dario Argento. El film es una variación, tanto temática como estética, de su anterior éxito, Suspiria, con varios de sus motivos y giros argumentales pero con menor consistencia dramática. No obstante, en esta historia, Argento ya se abandona casi definitivamente al regodeo visual y a su propio y particular paroxismo narrativo, primando la ambientación, la iluminación y la puesta en escena por encima de una trama consistente. Por otro lado, esos elementos ayudan a subrayar el carácter sobrenatural de toda la historia, lo cual le viene pintiparado a todo el producto. Coherentemente con la obra, repetimos: la película es lenta y repetitiva en muchas de sus partes pero el goce estético, para quienes no le den demasiada importancia a una buena historia, está asegurado. Y ello pese al poderoso reclamo con el que comienza la película: con el libro de The Three Mothers, el extraño edificio neoyorkino y el misterioso anticuario, todo ello conformando un buen anzuelo. Por cierto, el extraordinario teclista Keith Emerson, de Emerson, Lake & Palmer, compone un score variadísimo, con cortes excesivos pero con partes muy apropiadas. En defiinitiva, una obra para completistas del “undisputed master of Italian horror cinema”, según Chris Gallant. Con permiso de Mario Bava, por supuesto.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Superman

3.5*

El icono de la DC Comics, Superman, ha tenido decenas de adaptaciones pero esta es, sin duda, la mejor y la de mayor impacto social y cinematográfico. El maestro de ceremonias, el encargado de llevar a la pantalla la historia básica del superhéroe, así como una de sus primeras aventuras, fue Richard Donner, que venía de dirigir La profecía. Tras el éxito de Star Wars y la mejora de los FX visuales (John Dykstra y Zoran Perisic mediantes), la Warner vio el momento de shockear a la humanidad con la historia del huérfano superpoderoso de Kriptón, conocido en la Tierra como Clark Kent que, como el símbolo por antonomasia de la Marvel, Spiderman, también trabaja en un periódico, el Daily Planet, aunque escribiendo noticias, no fotografiándolas. Los seguidores del personaje, los fans del cine de Ciencia Ficción y los enamorados del cine de superhéroes están de enhorabuena porque Donner consigue rodear la historia de un halo cuasi mítico, jugando con sabiduría con un variopinto conjunto de elementos, desde la épica a la comedia, pasando por el cine de acción, el drama, el thriller criminal interplanetario e, incluso, el romance. Por eso, las familias enteras disfrutaron con la película. La interpretación de Christopher Reeve sigue siendo imbatible y la presencia de Marlon Brando, Gene Hackman, Glenn Ford, Trevord Howard, Terence Stamp o Susannah York terminan de redondear este excelente producto de entretenimiento. Una de las pocas cosas discutibles podría ser la elección de Margot Kidder como la Lois Lane original. Pero, por lo demás, estamos ante un film muy bien hecho, auténtico paradigma del tipo de cine Hollywoodiense que lleva “petando” las salas de todo el mundo desde hace varias décadas.

viernes, 20 de noviembre de 2015

La cumbre escarlata (Aka Crimson Peak)

3*

Cada película tiene su espectador ideal. Cada película persigue a su público perfecto. En este caso, Guillermo del Toro busca atrapar a un espectador neófito en cuestiones góticas ya que Crimson Peak es un maravilloso homenaje a la literatura y al cine Gothic, ese “writing of excess” al que se refería Fred Botting. Un homenaje que se materializa a través de cientos de guiños y reconocimientos, directos e indirectos, tanto a los escritos de autores como Brontë, Poe, Austen, Perrault, Hodgson, James o Du Maurier como al cine de Fisher, Argento, Hitchcock, Clayton, Cukor o Bava, por citar solo unos pocos. Es verdad que el guión es bastante previsible (sobre todo para una porción “no ideal” del público, que ya conoce buena parte de la tradición en la que quiere insertarse el film) pero hay que quitarse el sombrero ante la extraordinaria ambientación, el diseño de producción y los cortes de vestuario de este Gothic Romance. La música, además, sostiene con buen pulso la inmensa mayoría de las escenas, tanto por sus potentes melodías y orquestaciones épicas, a la manera del Bernard Hermann de El fantasma y la señora Muir o del Alfred Newman de Cumbres borrascosas, como por sus timbres, violines y percusiones chirriantes, muy apropiados para las situaciones de más suspense e intriga. El casting, eso sí, podría haber sido otro, más acorde con la historia y con su espíritu, porque solo Jessica Chastain se muestra adecuada a su papel. En definitiva, estamos ante un Tim Burton pero bien hecho, algo que viene siendo habitual en la filmografía del mexicano.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Ciudad muy caliente (Aka City Heat)

3*

Agradable pero imperfecto intento de reconstruir el antiguo y genuino cine de gángsters de los años treinta y cuarenta, con dos de las estrellas más rutilantes y varoniles de finales de la irredenta década de los setenta y comienzos de la ultraconservadora década de los ochenta: Burt Reynolds y Clint Eastwood, quien deja en manos de un novato Richard Benjamin una producción de su querida Malpaso y en clave de comedia. Tenientes incorruptibles, detectives privados ligones, matones sin escrúpulos, tiernas prostitutas, entregadas secretarias, partidas de póquer, tiroteos en plena calle, traiciones, Diners y locales de jazz, etc. Vamos, todo el potpurrí, toda la fauna y la flora del noir USAmericano clásico pasado por las manos de Blake Edwards. En pantalla, tenemos un estimable y simpático barnizado a ese cine añorado que ejemplifica a las mil maravillas El enemigo público número Uno, del gran James Cagney, a quien se rinde cumplido homenaje, por supuesto. Coincidió  en los cines de la época (3 años antes) con la entronizada Los intocables de Eliot Ness, lo cual no dejó de ser un gran handicap, ya que, debido a ello, no ha disfrutado, desde entonces, de especial éxito de público ni de crítica. Como curiosidad, la película trasluce el amor del propio Eastwood por el jazz, además de sentarle frente a un piano de cola. 

domingo, 15 de noviembre de 2015

Mis 5 Westerns de Howard Hawks imprescindibles:


-       Río Rojo (1948).
-       Río de Sangre ( 1952.
-       Río Bravo (1959).
-       El Dorado (1966).
-       Río Lobo (1970).

Pisando fuerte (Aka Walking Tall)

3*

1973, Estado de Tennessee, USA: la Guerra de Vietnam ha terminado, los derechos civiles están siendo conculcados y los negros no tienen las mismas libertades que los blancos. En este contexto, un tal Buford (Joe Don Baker) regresa a su hogar y descubre que la corrupción, la prostitución y las destilerías ilegales campan a sus anchas en su pueblo natal. Se hace con el puesto de Sheriff y comienza la limpieza urbana frente a todo tipo de amenazas, intimidaciones e intentos de asesinato. Extraña película de serie B, con el protagonismo de un sólido actor de reparto USAmericano y en la línea de todas esas producciones tan queridas por el público masculino sobre individuos con un alto concepto de la justicia que, por razones sociológicas, se vuelven unos auténticos punishers. Con la ayuda de su familia, un negro y otros ayudantes, Buford luchará vehementemente para defender una concepción decente de la vida en sociedad y contra todos los vicios que sufre su ciudad. Pero no será un camino de rosas sino, al contrario, algo realmente trágico, una lección de vida. Estamos ante una violenta metáfora de la corrupción que asola al país, filmada con cierta habilidad y basada en hechos reales. La moraleja del film es que, con fuerza y una buena estaca de madera, los malos tienen mucho que perder. Es decir, la moraleja es una estupidez porque en la vida real hace falta mucho más para poner las cosas en su sitio. Y, sin embargo, la película tiene cierta gracia y se sigue con interés, aunque se extiende hasta los 120’. Se han hecho varias continuaciones e, incluso, un remake reciente. Por cierto, el mismo director había rodado una historia de temática similar, El imperio del terror, aunque de bien diferentes resultados.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Ocho apellidos vascos

2.5*

Dos “jóvenos” se conocen en Sevilla, se medio enrollan y luego se separan. Ella (Clara Lago), una vasca de pura cepa, casi kaleborrokera, con el típico humor chirimiri del norte. Él (Dani Rovira), el archiconocido señorito andaluz, chispeante, engominao y zalamero. Pero, joder, es que ella se ha dejado el bolso en Triana. Y él se ha enamorado. Con lo cual, el señorito subirá al ficticio Argoitia a matar dos pájaros de un tiro. Pero se encontrará con una posible boda y con un vascazo de la talla de Karra Elejalde. Sobre esta disparatada historia, los guionistas (Borja Cobeaga y Diego San José) y el director (Emilio Martínez-Lázaro) plantan cara a la crisis mundial con una comedia simpática y de buen corazón. El film no es gran cosa desde el punto de vista cinematográfico pero hace pasar un buen rato y, como ha dicho Félix Linares, es, de hecho, una película “benefactora” para el espectador. Bueno, para los más de 10.000.000 de concurrentes que la han visto en los cines españoles. La factura es un tanto televisiva y la música es más gris que pasar el puerto de Pancorbo. El desarrollo de la trama es un tanto arrítmica y con algunos diálogos montados como a cámara lenta, lo cual, para ser una comedia, es bastante contraproducente. Hay algunos fallos más de este tipo. Pero el guión está escrito con cariño y muchos chascarrilllos, muchos gags y muchas escenas son genuinamente cómicos, respetan el tópico, se ríen de él y lo subvierten para satirizar a una sociedad desde el respeto y la empatía. Además, hostia, hay una historia de amor y eso, para convertir una producción española en un blockbuster, es un sine qua non. Estamos ante la canción del verano euskalduna, la única película española que ha creado packs vacacionales, el hit más bestia que ha tenido el cine español, probablemente, en toda su historia (junto con Los otros y Lo imposible).

lunes, 9 de noviembre de 2015

Nazarín

3.5*

Es fascinante disfrutar de una de esas road movies tan queridas en el cine de Buñuel, en este caso sobre la vida de un humilde cura rural, Don Nazario (“beato”, “carroña de santurrón”), interpretado por Francisco Rabal. Una vez que es privado de sus hábitos por una falsa acusación, Nazarín se dedica a recorrer los caminos del señor intentando hacer el bien, como un quijote pío ( “enderezando entuertos y desfaciendo agravios”), y con la compañía de dos mujeres (“ignorantes”, “supersticiosas”), que llevan los demonios dentro. Lo curioso es (y he aquí el genio del aragonés) que las cosas buenas también engendran maldades, como muy bien sabía el Divino Marqués, autor de cabecera de Don Luis. Como el mismo Buñuel afirma en sus divertidísimas memorias, Mi último suspiro, estamos ante la primera adaptación de una novela del gran Benito Pérez Galdós. De es "cura itinerante", que diría Carlos Fuentes.  Una adaptación bastante libre, eso sí. Para ello, como el mismo Buñuel reconoce, al no ser demasiado talentoso con la pluma, se acompaña de su habitual partenaire charro en las labores de guión, imprescindibles para la elaboración al baño maría de un buen film. Así, si Berlanga tenía a Azcona, el Buñuel mexicano tuvo a Luis Alcoriza. Y el Buñuel internacional tendrá a Carriere, como todo el mundo sabe. Una de las obras maestras del de Calanda, en su etapa mexicana, y una auténtica película 100% anti-trendy.