Maurice Sendak es uno de los
autores de literatura infantil más vendidos y más leídos del mundo. Su obra
ilustrada es una auténtica delicia, al igual que sus diferentes textos y
ensayos sobre las más diversas cuestiones (por ejemplo, los recopilados en Caldecott & Co.). Sendak es una
institución mundial en el campo de la creación visual. Por eso, cuando Spike
Jonze decidió adaptar Where the Wild Things
Are, su clásico de 1963, las expectativas estaban creadas. Sin embargo, el
resultado deja mucho que desear, especialmente desde el punto de vista del
guión, que no satisface ni a los espectadores más jóvenes ni a los más mayores y
nostálgicos. De hecho, la película es tan poco sentimental como el libro pero
la historia original se pierde en mil y un vericuetos y la imagen real no ayuda
a entrar en una historia protagonizada por actores y monstruos reales que no
conmueve ni emociona. El carácter simbólico del cuento, donde cada monstruo
representa un miedo infantil, está bien representado pero Dave Eggers, autor de
The Circle y guionista ad hoc, no consigue empatizar con la
inmensa mayoría del público. Es una lástima. Mucho más interesante es el
cortometraje que dirigió Gene Deitch, en 1973, sobre la misma base creativa. O
la personalísima versión que Jim Henson hizo de otra obra de la misma trilogía,
Outside Over There, que se transformó
en Dentro del laberinto.
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