Antes de enterrar a Ryan Reynolds, Rodrigo Cortés había
dirigido varias interesantes historias. Una de ellas es este falso documental sobre
la vida de una especie de Zelig a la española, el extraordinariamente escurridizo y sagaz gorrón Cástor Vicente
Zamacois, cuya principal hazaña consiste en vivir holgadamente, en la España reciente, aprovechándose de la legislación en defensa del consumidor. Es
decir, encargando todo los productos que pueda necesitar y disfrutando de ellos
en los 15 días de prueba legalmente establecidos. Y, además, para mayor casposo
regocijo, particularmente a través de La
tienda en casa. Ingenioso en su planteamiento y entretenido en su
realización, el mediometraje destaca por
estar muy bien montado y musicalizado, por una efectiva mixtura de técnicas
cinematográficas y por su admirable sentido del ritmo. Sin embargo, y como no
podría ser de otro modo, las actuaciones son tan forzadas como la naturaleza
del personaje retratado. Ahora bien, la risa está garantizada.
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