Robert E. Howard fue un prolífico y huraño escritor texano
que dio forma a alguno de los más interesantes personajes de la literatura pulp del siglo XX. Conan fue uno de
ellos. Solomon Kane, el puritano, otro. Michael J. Bassett agarra el personaje
de Howard y lo mete rutinariamente en una estructura mil y una veces vista, de
masacres, venganzas y redenciones (como en Conan
el bárbaro, por ejemplo), con la única particularidad de que, de fondo, hay
una especie de oscuro siglo XVI inglés y, a su alrededor, almas en pena,
brujería y demonios. Lástima que la historia esté francamente mal contada y que
abunde en tópicos y estereotipos (estéticos, narrativos, escénicos), porque el
personaje es bien atractivo, teniendo en cuenta su ambigua naturaleza. Mejor ir
a la fuente original: a la Weird Tales
o a las dos excelentes ediciones disponibles en castellano, la de Valdemar y la out of stock de Anaya
(bajo el cuidado de Javier Martín Lalanda). Por cierto, en el año 1996 se estrenó una especie de biopic romántico sobre el mítico escritor, El que caminaba solo.
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