Carlos Enrique Taboada fue un director mexicano, especializado
en el cine de terror, que tiene en su haber algunas películas sorprendentemente
interesantes, como su mítica Hasta el
viento tiene miedo o El libro de
piedra. Por su parte, Veneno para las
hadas (1984) cuenta la historia de Flaviola, una rica jovencita, que asiste
a un colegio donde conoce a Verónica, la cual afirma ser una bruja. A partir del
encuentro entra ambas, desarrollarán una relación dependiente basada en el sometimiento
y en la práctica de unos juegos progresivamente macabros, donde los adultos
tienen un papel muy secundario (de hecho, no se ve la cara de ninguno en toda la película). Utilizando una fotografía de interiores de una riqueza cromática
considerable, Taboada consigue crear ese suspense y ese miedo que caracterizan a
sus películas, a base de pequeños y sutiles sobresaltos y shocks. Por otro lado, hay una escena magnífica en un cementerio y
otra donde se aprecia la influencia del éxito contemporáneo de Tobe Hopper, Poltergeist, aunque, en general, la
cinta recuerda a El Otro, de Robert
Mulligan, y, por supuesto, al clásico de 1959, La Mala semilla, de Mervyn LeRoy. Una curiosidad: Steven Wilson, de los Porcupine Tree, tiene un tema con el mismo título.
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