A finales del siglo XII (1183), Enrique II (Peter
O’Toole), que tiene a su mujer Leonor de Aquitania (Katharine Hepburn)
encerrada en el Castillo de Salisbury y a sus tres hijos desperdigados por sus
posesiones, decide citar a los cuatro para comunicarles quién será su heredero.
Para ello, traslada la Corte a Chinón en Navidad y comienza la negociación, una
negociación llena de complots, subterfugios y traiciones, una negociación que
tiene que desarrollar con su mujer, con sus hijos (Richard, Geoffrey y John), con
el Rey de Francia, Felipe II (Timothy Dalton), y con la amante real, Anais (la
hermana de Felipe II). Una película con un guión excelente y
maravillosamente interpretada pero que puede pecar de elementos literarios e
incluso teatrales (esos elementos que no solamente no estorbaron sino que
perfeccionaron El nombre de la rosa,
esos elementos que contrastan con la verosimilitud con la que se representa la época en que se desarrolla la historia: el medievo). Visualmente, el film no está a la altura de su
sofisticación y sutileza intelectuales pero tampoco escora en la puesta en
escena, en la iluminación o en la ambientación. La película toca casi todos los
temas importantes (el poder, el amor, el sexo, el tiempo, la guerra, la
familia, el juego, etc.), en una historia repleta de ambiciones y engaños que
recuerda a la trama de El Rey Lear y
de Macbeth y que supone un eslabón
más en la obsesión humana (una cadena, en verdad) por representar la historia
de las élites dejando a un lado la historia del resto de la humanidad. Y es que, como decía Adam Smith, “esta disposición a admirar, y casi a idolatrar,
a los ricos y poderosos, y a despreciar o, como mínimo, ignorar a las personas
pobres y de condición humilde [...] es la principal y más extendida causa de
corrupción de nuestros sentimientos morales". Por cierto, hay una versión más moderna, interpretada por Glenn Close y Patrick Stewart.
Una magnifica critica de una obra maestra. Fascinante por la actualidad de los temas que desarrolla. En un papel tan duro como emotivo Hepburn hace un extraordinario retrato del amor maternal. Uno de los mejores papeles de su carrera. La incorporación de los elementos teatrales que mencionas es uno de los grandes logros de la película. Apetece verla de nuevo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Anónimo! La verdad es que la película encuentra con rapidez un lugar donde quedarse, no se olvida fácilmente. Y Katherine Hepburn y Peter O'Toole colaboran a hacer absolutamente creible todo el juego intelectual/literario de la trama. Enormes! Un abrazo y a verla de nuevo!
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