Rutinario trabajo del maestro John Carpenter, a mitad de
camino entre En la boca del miedo y Shutter Island pero sin la intensidad ni
los aciertos visuales de ninguna de ellas. Además, tiene algunos elementos de El fin del mundo en 35mm y de Identidad, el thriller de James Mangold. Por todo lo cual, no destaca ni por su
originalidad conceptual ni por su personalidad estética. De hecho, el carácter
híbrido y empaquetado del producto se nota hasta en la BSO, repleta de cortes
estereotipados que van desde la lullaby
tétrica hasta los motivos musicales del giallo
pasando por varios timbres inspirados en La
Cosa. El alucinado guión, por otro lado, obra de los hermanos Rasmussen, acusa
no pocos problemas, lagunas e inconexiones aunque momentos puntuales y un par
de interpretaciones consiguen mantener la atención del espectador. Sin embargo,
como todas las películas de Carpenter, la planificación, la iluminación y el
montaje son excelentes (aunque, en este caso, con el condicionante de que todo debía
estar circunscrito a los 85’, lo cual disminuye la capacidad atmosférica del film, que no se toma el tiempo
adecuado). Como curiosidad, aunque la película está rodada en 35mm, Carpenter
no ha usado esta vez su típica Panavisión,
sino una Moviecam Compact MK2, con
lentes Zeiss.
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