domingo, 11 de agosto de 2013

Expediente Warren (Aka The Conjuring)

3*

El cine contemporáneo vive una situación paradógica: es extremadamente consciente de su pasado pero tiene que resultar original en el presente. Este es el contexto en el que podemos situar a The Conjuring, el último film de James Wan, el creador de la saga Saw. La historia reúne varias excusas argumentales extraídas de múltiples clásicos del terror (especialmente de The Haunting, La leyenda de la casa del Infierno, Terror en Amityville, Al final de la escalera y Poltergeist), a los que se añaden diversos lugares comunes del cine de horror de las dos últimas décadas (Posesión infernal, Magic, House, una casa alucinante, El sotano del miedo y Arrástrame al infierno), mezcladas, finalmente, con la moda reciente sobre posesiones demoníacas. Pero está todo envuelto con un gusto y una profesionalidad muy alejadas de las producciones de las que esta película es deudora. De hecho, Expediente Warren no es que no tenga tópicos, es que los tiene todos pero los enlaza y se mueve entre ellos con la suficiente inteligencia visual (en este sentido, el trabajo de cámara y la planificación son magníficos) y determinación para transformar este Expediente X en un compendio actualizado sobre el cine de casas encantadas y exorcismos varios (un compendio similar al de La mujer de negro o The Cabin in the Woods, aunque sin sus componentes metaficcionales). Wan ofrece una narración clásica, que avanza comedidamente, tomándose su tiempo, y que está lustrada con una detallada ambientación setentera (como la que podemos encontrar en Zodiac, por ejemplo). Además, Wan no asusta al espectador de forma gratuita, ni utiliza la BSO tramposa o ilegítimamente. Sin embargo, a la postre, la película resulta inócua, alejada de la revulsión física y moral con la que el reciente cine francés de terror nos está acosando (véase el caso de Martyrs) e, incluso, de las oscuridades lovecraftianas al estilo de In the Mouth of Madness, la obra maestra de John Carpenter. Por eso, estamos hablando de la que, con seguridad, es una de las películas de terror para toda la familia más dignamente realizadas de los últimos años. En este sentido, las connotaciones religiosas (además de dar empaque y solidez ghostly al producto) se muestran muy apropiadas a la visión USAmericana del mundo. Por cierto, los actores están correctos, nada más.




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