Pasear por Venice Beach y pasar por delante de una de las
localizaciones de Sed de mal (la del
mítico travelling inicial), obliga al
cinéfilo de turno a retrotraerse a una de las más grandes opus magnum de Orson Welles, el más innovador de los directores
USAmericanos, de regreso en Hollywood (concretamente a la Universal), tras
rodar en el extranjero Macbeth, Otelo y Mister Arkadin. Si encima vas charlando con Robert Rosenstone en su
Lexus plateado y es él mismo el que te llama la atención sobre tal encuentro,
la felicidad no puede ser mayor. Pero vayamos a la película. Una pareja de
recién casados (el inspector Vargas, Charlton Heston, y su exposa, Janet Leigh)
se encuentra en la frontera mexicana, a punto de comenzar su luna de miel, justo
en el momento en que estalla una bomba. A raíz de este inesperado
acontecimiento, comienza una investigación policial en la que está implicada el
orondo capitán Hank Quinlan (Orson Welles), un producto de la corrupción
circundante y un ser viscoso y desgastado. Welles rueda este film noir con su personalísimo estilo, esa
mezcla de expresionismo y clasicismo fecundo, fotografiado con un acertado
retorcimiento lumínico por el gran Rusell Metty, y, además, rodea la historia
de todas esas cosas que hacen del hardboiled
una de las mayores conquistas de la cultura literaria californiana (retrato
cínico y sórdido de una época, radiografía de la cultura urbana, denuncia de
los entresijos político-policiales y del sustrato criminal de la sociedad,
etc.). Para redondear esta maravilla visual, de una profundidad psicológica a
la altura de la creatividad fílmica, Welles se rodeó de una pléyade de monstruos
de la interpretación (Akim Tamiroff, Joseph Cotten, Marlene Dietrich, Zsa Zsa
Gabor, Joseph Calleia, Mercedes McCambridge, etc.) y de la batuta de Henry Mancini.
Que sorpresa tan agradable! Como un regalo. Hace casi un año cuando se celebró el aniversario del blog comenté que me gustaría ver una pastilla de esta película. Ha tenido que ser la influencia del paseo por Venice Beach con el gran conocedor del cine Robert Rosenstone para apreciar el valor de la película. Es una de la grandes obras maestras de la era noir. El principio y el final son simplemente brillantes. Los diálogos y el ambiente están envueltos en ambigüedad y crudeza para dibujar una sociedad corroída por la corrupción. La frontera, donde se desarrolla el argumento, como espacio es un lugar de encuentros oscuros y peligrosos caracterizado por transgresión y choque de culturas. Un lugar así determina la dureza de los personajes. Es una película de culto y para muchos críticos una de la mejores. No muy conocida en España, creo. El gran crítico de cine David Thomson la considera la segunda mejor película de crimen/misterio de todos los tiempos. La actuación de Orson Welles es impresionante! Gracias Zineface!
ResponderEliminarGracias Anónimo: hace ya tiempo que este blog quería dedicar una Pastilla Crítica a Orson Welles. De hecho, ya hay una preparada sobre Mister Arkadin (y alguna otra en proceso). De hecho, Zineface se ha decantado por esta película por razones obvias: porque es un clásico indiscutible del cine noir, de ese cine de frontera que hace de la ciudad un purgatorio en la tierra, y porque es uno de los mejores trabajos de la ya de por sí extraordinaria carrera del director de Wisconsin. Además, hay razones biográficas que no se pueden esconder completamente (aunque este blog pretenda hacerlo la mayoría de las veces). Por cierto, coincido completamente con tus palabras y agradezco infinitamente tu comentario. Un abrazo y gracias también por alimentar este humilde escaparate con tus acertadas impresiones.
ResponderEliminarHas despertado mi curiosidad con las razones biográficas que mencionas. Podrías contar algo más de esto, por favor. Un abrazo
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