Marcus Nispel, el director del reciente remake de Viernes 13, perpetra
esta otra actualización de otro clásico de los ochenta (el Conan el bárbaro de John Milius), en el que Arnold Schwarzenegger
daba vida al mítico cimerio creado por Robert Howard. En este caso, se ha
optado por un actor, Jason Momoa, que se parece un poco más a los lápices de John
Buscema o de Ernie Chan (dos de los más populares artistas de la saga en
cómic) pero cuya capacidad interpretativa y su carisma dejan mucho que desear, incluso
comparándolo con el actor austriaco original. Como dijo Roger Ebert, el argumento trata sobre... bueno, no importa, da igual. Nispel presenta una trama sembrada de tópicos (desde 300 hasta La búsqueda, desde La momia hasta Piratas del
caribe, desde El guerrero rojo
hasta El señor de los anillos), con
un pueril uso de la ambientación, unos efectos digitales anticlimáticos y un score impersonal a más no poder. Y es
que, en el fondo, es una película más fantasiosa que fantástica, aunque los
elementos de Sword & Sorcery merecen la pena, igual que la presencia de Ron Perlman o la voz
del narrador (Morgan Freeman). Sin embargo, el montaje, el ritmo y la
superficialidad de los personajes y de la trama acaban por reducir el potencial
épico de la historia, dejándola en una simple aventura con cachas, chica guapa
y malvados grotescos. Ah, y un buen puñado de desnudos de Europa del este. Es
decir, ¡Por Crom! se queda en un film para
adolescentes, sin mayor trascendencia u oportunidad.
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