Jack Sholder, el
director de la nostálgica Solos en la oscuridad, sorprendió al público de finales de los ochenta con esta
estupenda mezcla de thriller policial
y ciencia ficción de bajo presupuesto, una auténtica monster movie en la era Reagan. Dos agentes, uno de homicidios y otro
del FBI, deben investigar una serie de extraños sucesos en los que ciudadanos
normales abandonan su identidad anterior para cometer todo tipo de maldades y tropelías.
Según se vaya acercando el desenlace, se irán descubriendo las razones de tan
inusual comportamiento así como las causas que le dieron origen. A medio camino
entre La invasión de los ladrones de
cuerpos, Terminator, Arma letal y el clásico
sobre invasiones alienígenas Están vivos
(de John Carpenter), Hidden destaca
por ofrecer unas notables escenas de acción y unas correctas persecuciones,
dentro de una vigorosa aunque simplista estructura narrativa. Pero también
destaca por proponer un discurso maniqueo, propio de la ultra moralista década de los ochenta, sobre la pérdida de la
identidad, la moral y el poder, algo que volvería a intentarse con Fallen, de Gregory Hoblit (1998). En
último lugar, no destacan especialmente ni las actuaciones ni la BSO.
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