miércoles, 4 de diciembre de 2013

Una chica más bien complicada

3*

Uno de esos atípicos giallos (por llamarlo de alguna manera) que salpican la cinematografía italiana, obra del director de Yo soy la revolución, Damiano Damiani, recientemente fallecido. Aunque, en el fondo, lo que se cuenta es un drama pasional, en la línea de otros productos de la época, como en La esclava del placer, del rescatable Brunello Rondi, o en El gancho, del desconocido Enricos Andreou. En la coctelera, varios chispeantes ingredientes: un triángulo amoroso, ciertas perversas atracciones, sexo, conversaciones pseudo intelectuales, lesbianismo, al menos una femme fatale, un misterio que va creciendo según avanza la trama y una estética artistoide y parcialmente psicodélica. Se agita todo con la fuerza y el tiempo necesarios, se añaden unas gotas de Antonioni, se presenta adecuadadamente (la puesta en escena en el género es habitualmente uno de sus puntos fuertes) y se consiguen 100’ de puro thriller psicológico y existencial, con algunos sabores cinéfilos muy apropiados. En el terreno actoral, hay que señalar que las actrices están perfectas (Catherine Spaak y Florinda Bolkan), además de guapísimas, y que el protagonismo masculino está en manos de un franconeriano Jean Sorel. El score, por el contrario, chirría en bastantes ocasiones.

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