lunes, 31 de marzo de 2014

Mis 5 imprescindibles de Kathy Bates:


-       Misery (1990).
-       Tomates verdes fritos (1991).
-       Rehenes (1992).
-       Eclipse total (1995).
-       El viaje de nuestra vida (2006).

domingo, 30 de marzo de 2014

Ladrón

3.5*

En el año 1995, el director USAmericano Michael Mann estrenó Heat, un thriller épico sobre los sueños y fracasos de un ladrón y de su equipo de amigos y colaboradores. La estructura del film y la esencia de la trama no eran sino una actualización de Ladrón, el primero de sus largometrajes cinematográficos. Sobre el papel, la historia se centra en un ladrón que sueña con juntar todas las piezas que le faltan para completar su propia versión del American Dream, un collage que él mismo hizo mientras estaba en la cárcel y que (de una forma simbólica) lleva en la cartera, al lado del dinero que gana robando joyas. Sin embargo, sobre la pantalla, la historia adquiere un aura de epopeya contemporánea al transformar las fantasías de un outsider en una excusa para criticar un tipo de sistema que nos absorve y corrompe a cambio de una vida en los márgenes de la apariencia y la normalidad. La música de Tangerine Dream, los poéticos momentos de reflexión (característicos del cine de Mann), los diálogos hardboiled y la hipnótica fotografía urbana, marca de la casa, transforman un thriller aparentemente convencional en una demostración de fuerza, autenticidad y autoría artísticas. Por su parte, James Caan borda un papel que mantiene similitudes con el que hizo para Sam Peckimpah en Los aristócratas del crimen, pero mucho más nihilista y, por tanto, más cerca de la sensibilidad trágica de Michael Mann. Tuesday Weld, James Belushi y Willie Nelson acompañan sin entorpecer mientras que Robert Prosky destaca con su personaje de mafioso (por cierto, esta película fué el debut de este actor, además del de Belushi, Dennis Farina y William Petersen, a quien se le ve en un brevísimo papel). 




jueves, 27 de marzo de 2014

Vampyr

4*

La segunda de las obras maestras que jalonan la filmografía del maestro danés Carl Dreyer (tras La Pasión de Juana de Arco) y primera de sus películas habladas (en realidad, la película es muda pero se le añadieron unos exiguos y puntuales diálogos). Vampyr se rodó en Francia y supone una muestra del buen hacer tras la cámara del gran director danés, especialmente en el terreno de lo onírico y lo tétrico, componiendo escenas de una fuerza visual apabullante (especialmente teniendo en cuenta el año de su filmación, 1932), usando un amplio repertorio de trucos fotográficos (desde los filtros hasta al soft focus), obra de Rudolph Maté, y dirigiendo una perturbadora historia vampírica de un alto poder evocador, basada en Camilla, del gran escritor irlandés Joseph Sheridan Le Fanu. Sin embargo, la narración se pierde en diversas sinuosidades alegóricas que, paradójicamente, no hacen sino reforzar de una forma poderosa el carácter misterioso del film, aunque la intepretación de su lovecraftiano protagonista resta credibilidad al producto final. La ambientación, algunos motivos y varias de las composiciones plásticas han influido poderosamente en el cine posterior (El baile de los vampiros, Único testigo o Drácula), y podemos encontrar trazos de su influjo incluso en obras tan dispares como la música y la concepción visual de la discografía de Opeth, no por casualidad, una de las mejores bandas de metal progresivo sueco. Por cierto, en este sentido, una forma novedosa de disfrutar del film es verlo con la BSO que compuso en 2013 el grupo Year of No Light, un score sombrío, desolado y ominoso, muy apropiado para los tiempos que corren. 

lunes, 24 de marzo de 2014

El tren de las 3:10 (Aka 3:10 to Yuma)

3.5*

Pagado por el dueño de una diligencia que acaban de atracar, el ganadero Dan Evans (Van Helffin) tiene que actuar como sheriff para dejar en el tren de las 3:10 a Yuma al ladrón Ben Wade (Glenn Ford), un hombre que se ha puesto del lado del mal pero que no por ello pierde ni su encanto personal ni su atractivo con las mujeres. En esta tarea, y según se vaya acercando la hora, se encontrará solo, absolutamente solo. Como en otro clásico del Western, Solo ante el peligro, o como en Río Bravo, con la que guarda mucha similitud. Los protagonistas son, por tanto, un hombre que espera con desesperación una tormenta que reverdezca los pastos con los que alimentar a su ganado y, con ello, su propio matrimonio, y un borrachín deseoso de sentirse útil y reconocido (el gran Henry Jones). En un plano más profundo, el film funciona muy bien como metáfora de la sociedad USAmericana: una sociedad de padres de familia y comerciantes, que pretende vivir unida, en paz y dedicada a sus negocios y que frente al delito no puede sino ofrecer la espalda, la otra mejilla o contratar a un mercenario. Pero siempre hay un individuo que hace las cosas bien aun a costa de diversos riesgos para su vida, familia y negocios. Delmer Daves presenta la historia con una puesta en escena sencilla y efectiva, repleta de esa condensada sabiduría cinematográfica USAmericana, que narra una historia ocultando al narrador y desarrollando una excelente composición psicológica. La fotografía de Charles Lawton es magnífica, muy bien iluminada y con un contrastado pero nada estridente W&B. Buena intepretación de la pareja protagonista. Hay un remake del 2007, con Christian Bale y Russell Crowe.



 
 


viernes, 21 de marzo de 2014

Jonás, que cumplirá los 25 en el año 2000

3.5*

Alain Tanner encaja todas las piezas de un mosaico sobre la vida en las sociedades postindustriales contemporáneas y, con la ayuda solapada de los grandes críticos de la esquizofrenia capitalista (Deleuze, Guattari, Foucault), traza en imágenes un discurso contra el capitalismo y en favor del humanismo, un subtexto de imágenes y palabras entrecruzadas sobre la educación como actividad potencialmente libertadora. ¿Cómo lo hace? Usando la inteligencia y la emoción. Los personajes están vivos y palpitan dentro de su caparazón arquetípico, hacen cosas además de hablar; los diálogos son reales pero penetrantes; las situaciones son sorprendentes y sugestivas; hay riqueza de puntos de vista, hay ideas, hay sentimientos, hay crítica sociopolítica, hay frustración y conformismo, hay esperanza, hay sueños, hay amor. La pareja formada por el propio director y por el vigoroso John Berger escribe uno de los guiones más rupturistas y poéticos de los setenta mientras que la mise en scène es una auténtica maravilla, tratándose de uno de esos directores a los que no se les suele reconocer creatividad visual ni dominio del medio. Quedémonos con dos frases antológicas: uno de los personajes, un historiador de inspiración Benjaminiana afirma que “la revolución es la revancha del pasado”; una cajera de supermercado sostiene que “uno no cambia entre el antes y el después”. Con la mitad de ideas se han hecho docenas de películas, por cierto.

jueves, 20 de marzo de 2014

El sueño negro (The Black Sleep)

3*

Cuando un espectador se encuentra, de repente, con los títulos de crédito de una película y aparecen, nada menos, que Basil Rathbone, Akim Tamiroff, Bela Lugosi, Lon Chaney jr., John Carradine e, incluso, Tor Johnson (sí, el protagonista de algunos films de Ed Wood), uno no puede dejar de esbozar una sonrisa y de congratularse por tamaño descubrimiento. Si, además, la trama, el desarrollo de la historia y los personajes tienen consistencia e interés, el descubrimiento se ve recompensado con el placer y el disfrute de una película curiosa en su género y bastante bien realizada por el veterano Reginald Le Borg, un director fabuloso, en palabras del productor Howard W. Koch. Por otro lado, uno se regocija también con pequeñas dosis de grandes obras, como la referencia al clásico de Arthur Machen, Los tres impostores. El espítiru de la película es el típico de varias producciones góticas posteriores de la Hammer: el archiconocido mad doctor (un personaje que agrupa tanto a Frankenstein como a Phibes como a Orloc) que, por amor, se dedica a hacer experimentos científicos en los límites de la vida y de la muerte y, sobre todo, en los márgenes de la deontología profesional, con unos resultados realmente espeluznantes (atención al grupo de ghoulish mutantes que salen en el film). Lo curioso de esta obra es que la productora fue la United Artist, no la RKO ni la Universal como uno pudiera esperarse y que, además, fue el último trabajo terminado del gran Bela Lugosi, como señala Gary Don Rhodes.

martes, 18 de marzo de 2014

¿Quién mato a tía Roo?

3*
Curtis Harrington es conocido por ser uno de los máximos exponentes del New Queer Cinema (films sobre distintas identidades sexuales) pero poca gente sabe que comenzó haciendo películas de terror para la compañía de James H. Nicholson y Samuel Z. Arkoff, la AIP. Es decir, para Corman. En este sentido, Harrington es el enésimo de los descubrimientos de aquel que produjo más de cien películas en la meca del cine y no perdió ni un centavo. Tal era el carácter underground de Harrington que, de hecho, afirmó que Nice Guys Don't Work in Hollywood. En este caso, contamos con una adaptación y actualización del clásico de los germanos Grimm, Hansel y Gretel. La película cuenta con una ambientación tétrica deliciosa, obra de la productora citada y de la Hemdale (con sede en Londres), presenta y desarrolla casi todos los temas y motivos de la historia original (incluso el jengibre) y, además, ofrece dos interpretaciones maravillosas, la de Shelly Winters y la del gran Ralph Richardson. Técnicamente, la película fue rodada en 35mm, con una iluminación muy del estilo Gordon Willis (obra del reputado Desmond Dickinson), por la extrema oscuridad en la que se hayan varias escenas, y cuenta con una partitura orquestal muy sugerente, obra del compositor de La tumba de Ligeia. Una gozosa historia para niños no tan niños y para adultos no tan adultos. 




lunes, 17 de marzo de 2014

Shame

3*

Decía Sigmund Freud que el sexo es una de las dos fuerzas principales que dirigen las acciones de los hombres. La otra es la muerte y, curiosamente, el orgasmo sexual ha sido calificado de petite morte. Por su parte, Jacques Lacan afirmó que si Freud centraba las cosas en la sexualidad lo hacía porque, en la sexualidad, los seres parlantes balbuceamos. Pues bien, siendo esto así, no es extraño que el mundo de la creación se haya acercado a esta realidad, a esta búsqueda de una vida sexual rica y satisfactoria, tanto dentro como fuera de relaciones personales más o menos duraderas. Pero el problema es cuando se sustituye sexo por amor y se adereza con holgazanería emocional y una búsqueda compulsiva del placer carnal. El argumento de este film se centra en el día a día de un adicto al sexo, en sus rutinas y en sus tristes problemas de adaptación emocional (particularmente causados por una sublimación enfermiza de la seducción y la conquista y por una concepción del sexo basada, casi exclusivamente, en el dominio). Todo esto hasta que su hermana llega a su casa de Nueva York y comienza a desestabilizar su single vida, hasta entonces sin aristas ni remordimientos ni graves amarguras aunque con un abanico de emociones humanas ciertamente patético. No es extraño que el personaje principal sea un profesional exitoso, apuesto e interesante pero lo que sí es extraño es que McQueen desarrolle su retrato entre la desdicha (esa primera escena en el metro), una cierta complacencia (rodeada por la música de Bach) y el telefilm hipster, aunque distintos tonos irónicos puntuales (subrayados por la BSO), ciertos guiños de humor inteligente y unas interpretaciones bestiales salven la función, por lo demás una película sencilla, cruda, con un interés estadístico aparentemente limitado y una diseño visual poco elaborado (con varias escenas secuencia) aunque semánticamente sugestivo (como la escena de la carrera nocturna, por ejemplo).

viernes, 14 de marzo de 2014

Mis 5 imprescindibles de David Cronenberg:

-       Vinieron de dentro de… (1975).
-       Videodrome (1983).
-       La mosca (1986).
-       Inseparables (1988).
-       Una historia de violencia (2005).


El final de la cuenta atrás

3*

El ingeniero y armador Richard Tideman envía a un analista de sistemas (Martin Sheen) al portaaviones USS Nimitz para supervisar la actividad a bordo. La cuestión es que, tras una extraña tormenta surgida de la nada, el portaaviones se traslada al pasado, concretamente a la víspera del ataque japonés a Pearl Harbour, desencadenando toda una cadena de paradojas espacio-temporales. Lo interesante de esta obra, además de la "arousing premise" (como la llama John Clute), es lo ingeniosamente que están resueltas dichas paradojas, así como la presencia de distintos puntos de vista sobre la situación, con elementos filosóficos-históricos y con el propio Einstein como telones de fondo intelectual. Por suerte, el capitán (Kirk Douglas) lleva el sentido común USAmericano al puente de mando aunque, en definitiva, la historia sigue su curso inexorable, aun a costa de diversos anacronismos. El film constituye un pequeño y semi olvidado clásico de la ciencia ficción sobre los viajes en el tiempo, con unos curiosos FX y un presupuesto más bien excaso (de hecho, utiliza material grabado de Tora Tora). La película fue rodada por un veterano de la TV, Don Taylor, y plantea la duda de si los viajes en el tiempo son un sueño o una pesadilla. Algo parecido (pero con la cronología invertida) a lo que esboza la ochentera El experimento Filadelfia.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Cría cuervos...

3.5*

En el Madrid de 1975, tres pequeñas hermanas huérfanas comienzan a vivir, en la casa paterna, con su tía Pauline. Ana, la mediana de las tres hermanas, empieza a evocar y a ensoñar la presencia de su madre, recientemente fallecida, así como la de su padre, militar de profesión. Carlos Saura, nuevamente producido por Querejeta, continúa con su análisis simbólico de la sociedad española tardofranquista, especialmente sobre su forma de vida y sus tres pilares: la falange, la iglesia y el ejército. Una sociedad que, por cierto, se opuso al film. En este caso, Saura retrata pausada, intelectual y sutilmente el clima de represión moral e hipocresia en el que fueron criados buena parte de los sucesores del franquismo, incluso en vísperas de la muerte del dictador. En particular, Saura retrata el dominio al que sometió a las mujeres a la vez que sugiere sus pedagógicas consecuencias. De ahí, probablemente, el título del film. En todo caso, la película es también un retrato del paso de la infancia a la adolescencia, ejemplificado por la mirada de la pequeña Ana Torrent, cruel, tierna y risueña a la vez (una mirada ya adiestrada por el gran Víctor Erice para su maravillosa El espíritu de la colmena, de dos años antes). Convendría destacar la modernidad de la música de Jeanette, como ya hiciera Saura en La caza, con el twist. Estupendas las interpretaciones de Alterio, Chico, Chaplin, Randall y Torrent. La nota discordante sería la muerte de una cobaya para los fines dramáticos de la obra, absolutamente injustificada. Pero, por otro lado, es tan típico del cine de la época y del país que casi no extraña, ajeno como estaba a una tratamiento generoso para con el resto de animales.