Un individuo sube a un autobús se
sienta en la parte de atrás. De repente, saca una metralleta desmontable y
liquida, sin inmutarse, a todos los pasajeros. El autobús se accidenta y él se
da a la huída. La policia, por su parte, se encuentra con varias víctimas,
entre las cuales está un inspector de homicidios, con lo que, muy intrigada,
comienza las pesquisas y la investigación. Walter Mattau (en uno de sus
primeros thrillers) y Bruce Dern
lideran un grupo de buenos actores USAmericanos para este desconocido thriller de Stuart Rosenberg, el
director de La leyenda del indomable
o Brubaker, por ejemplo. ¿Qué se
puede encontrar el espectador? Pues un policíaco en el que aparecen casi todas
las constantes del género, especialmente de aquellas películas que se ha rodado
en San Francisco (como Vértigo, Bullit o Harry el sucio): brutales asesinos, policías obsesivos, bajos
fondos, tiroteos y peleas, persecuciones, etc. Por lo demás, es una película ambientada
en una ciudad liberal y progresista pero que también esconde sombríos y
depravados secretos. Precisamente, la perspectiva moral del film parece rozar el conservadurismo más
gratuito (asociando diferencia con perversión) pero pequeños matices aquí y
allá, pequeños golpes de humor y alguna que otra mirada irónica, hacen relativamente
entretenido su visionado.
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