martes, 9 de septiembre de 2014

Hombres armados

3*

Stanley Cavell ha escrito que el cine de Hollywood ha tenido un papel muy destacado en la forma en que la cultura del país expresa sus aspiraciones morales y sus objetivos vitales. Por eso, el cine USAmericano no tiene miedo a representarse varias de sus posibilidades éticas (desde las comedias de enredo matrimoniales a lo Hawks a los melodramas a lo Sirk) pero tampoco los claroscuros y las sombras de su propia sociedad (como se muestran en ese género típicamente USAmericano que es el cine negro o en la obra de un buen puñado de directores críticos, desde Capra a Clooney, pasando por el primer Ford, Hopper o Stone). Por todo esto, no es de extrañar que el gran John Sayles dirija esta película. Y, en particular, no es extraño viendo cómo Sayles disecciona un país corrupto con la excusa de quitar la venda a uno de esos miles de ciudadanos ciegos que sustentan la injusticia creyendo a quienes la cometen en vez de a quienes la denuncian. Los actores están realmente convincentes, salvo un afectado Federico Luppi, que solo consigue imprimir naturalidad en unas pocas escenas. La música tampoco es especialmente reseñable y todo lo demás (el ritmo de la trama, el montaje, los paisajes, los diálogos, la significación poético-política, la trascendencia del viaje, el compromiso con las víctimas, etc.) conforma un producto que, si bien no es la obra de un esteta del cine, sí es el regalo de alguien que vive y deja vivir, no como la mayoría de los personajes que retrata Hombras armados

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