Esta nueva versión de La cosa de John Carpenter, más que una
secuela o un remake, es una simple
actualización, para lo bueno y para lo malo. Respeta el espíritu de la original
(elementos claustrofóbicos, un grupo humano que debe permanecer unido para
enfrentarse a una amenaza exterior, un ambientación vintage, espacio para el individualismo carpenteriano, etc.) pero,
al cual, el tándem van Heijningen/Heisserer añade algunas novedades, la mayoría
poco convincentes (la presencia de dos mujeres, escenas con más acción, se
muestra muchas más veces la cosa, unos efectos especiales basados en animatronics pero con efectos digitales
añadidos, etc.). En cuando al argumento, sigue bastante mecanicamente tanto la
versión narrativa original como la adaptación visual de Carpenter (con las
oportunas variaciones, por supuesto), aunque el suspense en torno a dónde se
esconde la cosa no alcanza la tensión de la versión de 1980. Intenta sortear
varias de las escenas míticas de la versión de Carpenter (como la escena de los
perros o la de la amputación de manos), o bien obviándolas o bien resituándolas
en la trama. Además, la principal novedad es dar el protagonismo a una pareja,
a una especia de MacReady/Ripley. En su contra, rotundamente, hay que mencionar
tanto las interpretaciones como la BSO, que no es ni tan hiriente ni tan
apocalíptica como la de Ennio Morricone. También hay que destacar en su contra
unos efectos de sonido omnipresentes y que saturan la banda de audio del
metraje (en particular, cuando Dereck Jameson está frente al bloque de hielo o
cuando se practica la autopsia). A su favor, el sugerente elemento de Sci-Fi interruptus que aparece en el tramo final del film.
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