Los 3 hijos del matrimonio Tenembaum han
disfrutado de varios éxitos juveniles pero, ya en la madurez, llevan una vida
normal, bajo la sombra de la egoista y manipuladora personalidad del pater familias. Pero todo parece cambiar
cuando Royal Tenenbaum (Gene Hackman), el patriarca, pretende volver al hogar
para recuperar la relación con su mujer (Anjelica Huston) y con sus hijos (Ben
Stiller, Owen Wilson y Gwyneth Paltrow), lo que dará pié a un juego de tiras y aflojas realmente sorprendente. Con seguridad, la obra maestra de Wes Anderson,
junto con Fantastic Mr. Fox. Una
película scottfitzgeraldiana, hermosa
desde el punto de vista estético pero también desde el punto de vista moral,
con ese miniaturismo visual y este tono ligero (tanto en la comedia como en el drama) que es el rasgo idiosincrásico de la filmografía del director, su seña
de identidad, pero que consigue rellenar de un maternal sentido de la bondad,
presente también en sus mejores logros. Y es que, al contrario que alguna de sus
películas (como Life Acuatic o Moonrise Kingdom), varias de las
historias que se entrecruzan en el film
(otra de las carácterísticas del cine de Anderson) emocionan realmente porque
el espectador se las cree (como la primera parte de Viaje a Darjeeling o Academia
Rushmore), gracias también, qué duda cabe, a las entregadas
interpretaciones de Hackman y Huston (quien, por cierto, rinde homenaje a la
propia madre del director). A propósito, en este caso, las elaboradas
coreografías de puesta en escena y montaje (a las que se refiere Matt Zoller en
su Wes Anderson Collection), se sacrifican
con precisión a los efectos dramáticos y edificantes del argumento, lo cual es
un logro en toda regla.
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