La familia Eberhart abandona
Nueva York y se instala en Stepford, Connecticut, para intentar llevar una vida
más tranquila y ordinaria. Sin embargo, lo que se encuentran en el pueblo va
más allá de lo ordinario porque tanto los hombres como sus mujeres se comportan
de una forma un tanto extraña. El director de Plan siniestro y La caja de las sorpresas, Bryan Forbes, adapta una novela de Ira Levin, mezclando comedia costumbrista, cine de intriga y un ligero toque de horror con
resultados aceptables pero con ciertas interferencias en la forma. La idea
básica es una vuelta definitiva a un periodo anterior a la guerra de sexos,
donde los hombres hagan cosas de hombres y las mujeres se ocupen de la casa y
la familia: es decir, un mundo machista sin conflictos de género. Por eso, el espectador despierto notará alguna similitud con La invasión de los ladrones de cuerpos (aunque
en versión Nueva Inglaterra), con Almas
de metal y, más recientemente, con The Faculty. En definitiva, un canto en
falsete a la familia tradicional, aun a pesar de su lado más espeluznante.
El espectador desprejuiciado se reirá con una escena siliconada que resulta muy
síntomatica del tipo de American Way of
Life, conservador y superficial, que Levin pretendía diseccionar y
criticar. En 1987, se realizó un telefilm que se llamó Los niños de Stepford, en el que se sustituía a los adultos por
niños, más acorde con la clase de público que llenaba los cines a finales de la
ultraconservadora década de los ochenta. Recientemente, para finalizar, se ha perpetrado un remake (Las mujeres perfectas).
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