Como varios directores outsiders
y del fantastique antes y después de él, el éxito de Eraserhead y El hombre elefante permitió a David Lynch ser tentado por los mefistofélicos
estudios de Hollywood, en este caso para llevar adelante un proyecto sobre el que
Alejandro Jodorowsky llevaba años trabajando: la adaptación de la novela de Frank Herbert. Sin
embargo, la inversión de Dino y Raffaella De Laurentis, tras su éxitoso Conan el bárbaro, no se vió
recompensada, ni con la taquilla ni con la crítica, que le dieron la espalda al
film. En este sentido, Dune cuenta con un diseño de producción
majestuoso y no del todo desfasado (obra del artífice de 2001: una odisea del espacio), que resulta coherente con la
intención simbólica de la película (cada casa imperial tiene su propio mundo
estético, por ejemplo). Por otro lado, y aunque sea realmente difícil adaptar
toda la complejidad de la novela original, la película ha sobrevidido bastante
bien al paso del tiempo y se yergue como uno de los clásicos contemporáneos del
género, especialmente en la versión especial de 190’ (es decir, en la versión
que tiene casi una hora más de metraje respecto del estreno comercial
original). La dirección de Lynch se enmarca en el desarrollo de su propio mundo
aunque rinde homenaje a varias de las metáforas y de las obsesiones propias de
la época (la crítica del militarismo y del industrialismo, la preocupación
ecológica o misticismos new wave). Dune cuenta con la fotografía de una
pequeña institución del género fantástico europeo, Freddie Francis, y con la
música de Toto. En definitiva,
ciencia ficción shakesperiana, de tintes milenaristas, con una estructura
similar a la del folletin decimonónico y un reparto espectacular: Kyle
MacLachan, Silvana Mangano, Max von Sidow, Jürgen Prochnow, José Ferrer, Brad
Douriff, Sting, Patrick Stewart, Sean Young, Dean Stockwell, Linda Hunt,
Virginia Madsen, Kenneth MacMillan. Aunque, en su contra, hay que llamar la
atención sobre ciertos efectos especiales, una cierta morosidad rítmica y
varias concesiones comerciales. Dos años después de Dune, Terciopelo Azul
consagró el talento del director a la vez que popularizaró su torturado mundo,
un mundo retorcido tanto visual como moralmente aunque con sólidas raíces en la
realidad del American Way of Life. ¡Qué casualidad!
Magnífica crítica de una película memorable! La obra original me encanta y tienes razón, la película ha sobrevivido al tiempo. Hace unos meses volví a verla, aunque vi la otra versión. Los actores - bien elegidos! Kyle MacLachlan tiene mucho atractivo de joven. Muy peculiar. Hace mucho que no veo nada con el. Los efectos especiales tienen el estilo del año cuando fue rodada, claro. Un poco pop sí son. Un abrazo
ResponderEliminarQuerido Anónimo: muchísimas gracias por tus palabras. La verdad es que es un placer vislumbrar películas como Dune y comentarios como el tuyo. Totalmente de acuerdo con los particulares del mismo, por cierto. Un abrazo también para ti y muchas gracias de nuevo.
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