Louis Malle tiene una carrera
cinematográfica ciertamente interesante y llena de joyas (desde Ascensor para el cadalso hasta Atlantic City, pasando por El fuego fatuo o El unicornio). En este caso, Malle y la nuera de Luis Buñuel ponen
en escena una historia fantástica sobre una joven (Cathrin Harrison, hija y
nieta de actores) que huye de un conflicto bélico entre hombres y mujeres y que
se refugia en una extraña mansión siguiendo a un unicornio que se ha encontrado
en la campiña. Ahí es nada. En esta mansión, la joven vivirá una serie de
bizarros acontecimientos, protagonizados por varios insólitos personajes que se
mueven entre un grupo de niños desnudos y distintos animales domésticos.
Haciendo uso de una simbología surrealista y un tanto críptica, como la que
muestran producciones como Dorothea’s
Rache o El viaje de Chihiro,
Malle presenta una historia que puede admirar y horrorizar a partes iguales (de
mumble-jumble se ha llegado a hablar)
pero que no dejará a nadie indiferente. Lo sorprendente del film es su mezcla de clasicismo formal y
experimentación conceptual. En el reparto, podemos encontrar al divo de la
Factoría de Warhol, Joe Dallesandro, mientras que la fotografía, soberbia, es
de Sven Nykvist, el operador del genio sueco, nada menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario