miércoles, 30 de septiembre de 2015

Mis 5 películas de superhéroes imprescindibles:


-       Superman (Richard Donner, 1978).
-       Los increíbles (Brad Bird, 2004).
-       Iron Man (John Favreau, 2008).
-       Watchmen (Zack Snyder, 2010).
-       X-Men: Días del futuro pasado (Brian Singer, 2014).

Perras callejeras

1.5*

Aprovechando el tirón del cine cutre-delictivo inaugurado por el Saura de Deprisa, deprisa, del cardado y de las carreras de caballo, José Antonio de la Loma intenta repetir el éxito con esta versión feminista de Perros callejeros, visión casposa del quinqui lumpenproletariat urbano de la España del PSOE pero, en este caso, protagonizado por tres mujeres que, por diversas necesidades, deciden dedicarse al atraco navajero. Una dirección standard (como de guardia), una historia absurda (como pocas), unas interpretaciones de feria (con diálogos sacados de un atestado policial), música de sintetizador y un conjunto de diversos elementos (desde el pop de discoteca al travestismo de Pintor Rosales, pasando por un intento de crítica política) "cortan" el producto, adulterando su pureza, y transformándolo en una visión oscura, en una cara b, de ese universo pijo de los Hombres G. Como, por diversas razones históricas, en la España de la ultraconservadora década de los Ochenta no pudo haber comedia estudiantil USAmericana (salvo contadísimas excepciones), el espectador de la época hubo de soportar estos subproductos calorros, más sociológicos que cinematográficos, y metérselos, así, en vena, sin pensar en el mono posterior. En todo caso, para un público autóctono, el film no deja de resultar gracioso y estimulante, especialmente por la mixtura de floras y faunas de la época. Loable escena, por cierto, la del policía saliendo de uno de esos videoclubs del momento con una copia, en glorioso VHS y en V.O. (sic), del Metrópolis de Lang. O esa otra, con una especie de Sergio Leone patrio, con un póster de Journey de fondo. O esa otra de “a mí me lo pide el coño”.

martes, 29 de septiembre de 2015

Allan Quatermain y la ciudad perdida del Oro (Aka Allan Quatermain and the Lost City of Gold)

2*

Segunda parte del díptico que sobre la inmortal creación de H. Riderd Haggard, el profesor Allan Quatermain, realizara la estrafalaria The Cannon Group, Inc., tras el éxito de Las minas del rey Salomón (no confundir con Las minas del rey Salmonete). Sin embargo, en este caso, tanto el trasfondo como las historias originales son transformados, a la vez, en una especie de parodia de las películas de Indiana Jones (en la línea de La joya del Nilo), aunque rodada por una estrella sin el carisma de Harrison Ford (ni de Michael “Daglas”), Richard Chamberlain, y por una partenaire tan desquiciada como hermosa, Sharon Stone, por entonces tan desconocida que ni uno solo de los adictos al videoclub de la época se alegraron de que protagonizara este film al lado del tipo de El pájaro espino. Por tanto, estamos ante una auténtica producción Golan-Goblus, es decir, estamos ante un subproducto fílmico que fue presupuestado en unos 10 millones de dólares pero que, finalmente, fue realizado con 3 dólares y 75 centavos, tal y como, de forma jocosa, afirma el propio Chamberlain en ese glorioso documental que es Electric Boogaloo: La loca historia de Cannon Films. En definitiva, una película con pena y sin gloria, en la línea estropajosa de El templo del oro.

sábado, 26 de septiembre de 2015

La máscara y la piel (Aka The Triple Echo)

3*
Jennifer O’Neill pasó el verano del 42 más sola que la una, en ausencia de su marido, alistado en la marina USAmericana que sirvió en la 2ª G.M. Sin embargo, durante esas vacaciones estivales, se entregó al amor con un inmaduro adolescente a punto de dejar de serlo. En este film, la granjera Alice (Glenda Jackson), que tiene a su marido prisionero de los japoneses en esa misma conflagración mundial, recibe a un misterioso soldado británico en su solitaria finca del countryside inglés. Poco a poco, comienzan a intimar y, parafraseando creativamente a Cernuda, la soledad y el deseo harán el resto. Extraña producción de Michael Apted (casi casi su estreno cinematográfico oficial, tras una interesante carrera como director de teleseries y algunos documentales), en la que la ambientación, la interpretación y una dirección sobria como un vaso de leche de antaño hacen el resto. La película toca temas tan interesantes como la deserción, el travestismo o el crimen por amor pero lo más destacable es la fascinante caracterización de la Jackson, partenaire de un Oliver Reed rudo como un sargento en celo y de un Brian Deacon femenino y frágil como una muñeca de porcelana. Una muy interesante loseta en el camino de baldosas amarillas de ese maravilloso cine olvidado de la irredenta década de los setenta. A redescubrir.


miércoles, 23 de septiembre de 2015

Dogville

3*
PastillaCrítica de Máximo Pablo
"Dogville es un concepto, y como tal luce mejor desprovisto de aderezos, de ambientación y de decorados. Su naturaleza pide a gritos esa desnudez para que se presente con toda su fuerza y contundencia. De paso, Lars von Trier nos recuerda que es preferible una buena idea sin recursos que muchos recursos sin ideas. Al prescindir de localizaciones reales sitúa la atención sobre los actores que son los que cargan exitosamente con el peso dramático de la acción. Que muestra uno de los aspectos más tenebrosos de la naturaleza humana. Thomas Hobbes hubiera disfrutado de esta propuesta estética que desarrolla uno de sus principios más divulgados: “el hombre es un lobo para el hombre”. El poder sobre el otro convierte a pobres corderos en lobos y el miedo produce ese efecto que hace al ser humano vulnerable y manipulable para ceder su dignidad hasta límites insospechables" [la PastillaCrítica completa en el siguiente link].

lunes, 21 de septiembre de 2015

Obscenidad (Aka Lust Aka Quando l'amore è oscenità)

2*

Un variado conjunto de diversos sketches alrededor del sexo, del erotismo y de la pornografía, entre lúbricos, sórdidos, directamente hard, conforman este producto que bordea dos mundos: el final de la indómita década de los setenta y el comienzo de la ultraconservadora década de los ochenta. De ahí el carácter transgresor y escandaloso de su estreno, en 1979. Y no ese bodrio para clases medias gafapastas que es el díptico vontrierano sobre la ninfomanía generalizada de comienzos del siglo XXI. Y todo ello alrededor de una especie de juicio o terapia de grupo sobre el amor, al que son invitados varias de sus víctimas, hombres, mujeres y tertius inter pares. Visual y narrativamente, la película es deficiente como ella sola, al igual que desde el punto de vista técnico (el film tiene un montaje desastroso, por no hablar de eso que en otros contextos se suele llamar “interpretaciones”). Y, sin embargo, la película entretiene, puede despertar la lívido y, además, sorprende gratamente al espectador desprejuiciado. De alguna forma, recuerda esos sex-exploitations típicos de la época, todo ello empanado y rebozado con un discurso aparentemente frívolo pero de cierta profundidad y densidad sobre las distintas pulsiones del deseo humano, incluyendo el sexo y el amor. OMG! Qué más se puede pedir! Pues eso, una nueva entrega del gran Ralph Brown (alter ego de ese iconoclasta artesano italiano que fue Renato Polselli, poseedor de algunos títulos fanta-terroríficos italianos de segunda fila pero interesantes). 

viernes, 18 de septiembre de 2015

Tomates verdes fritos (Aka Fried Green Tomatoes)

3*


Tragicomedia dramática del Sur, diseñada para mujeres de tres generaciones pero que puede ser disfrutada, también, por sus padres, hijos y nietos. Una mujer rellenita y en crisis (la atractiva e inmensamente convincente Kathy Bates) conoce a una anciana (Jessica Tandy) que le cuenta una historia ocurrida tiempo ha (de ahí los flashbacks de la trama), en ese estado boscoso y racista que era (y, en cierta medida, sigue siendo) Alabama. El espectador irá conociendo los pormenores de dicha historia a la vez que la protagonista aunque verá recompensado su tiempo con el despertar vital de la propia protagonista. La trama irá yendo del presente al pasado y de éste al futuro (del espectador) y se levanta como si de un cuento gótico se tratara (a la manera del Ambrose Bierce de El clan de los parricidas), con su pequeño misterio incluido, un whodunit alrededor de un crimen que, en pantalla, está construido como si no lo fuera: más bien es un acto en justicia, como en el famoso cuento de Roald Dahl sobre la pierna de cordero congelada. Un film bienintencionado y casi cándido, auténtico éxito entre un sector determinado de la población en el que, además de recetas sureñas y amistad femenina, acaba triunfando el bien, lo que demuestra el carácter fantasioso del producto en su totalidad. Lo cual no es malo pero sí perjudicial para un correcto desarrollo del principio de realidad freudiano.



martes, 15 de septiembre de 2015

Mis 5 películas de terror (anglosajonas) imprescindibles:


-       El doctor Frankenstein (James Whale, 1931).
-       Drácula (Terence Fisher, 1958).
-       La matanza de Texas (Tobe Hopper, 1974).
-       La Cosa (John Carpenter, 1982).
-       El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991).

lunes, 14 de septiembre de 2015

Furtivos

3.5*

Ángel (Ovidi Montllor), un alimañero furtivo, vive con su despiadada madre (Lola Gaos) en medio de un bosque cincelado por una veda de caza para políticos de la capital: el gobernador (el propio José Luis Borau) y sus adeptos politicastreros. En una de sus visitas al pueblo, Ángel conoce a Milagros (Alicia Sánchez), una joven que se ha escapado de un reformatorio de monjas y a la que persigue el Cuqui, su “novio”, un delincuente urbano. El gran administrativista Alejandro Nieto explicó (en Los Primeros Pasos del Estado Constitucional: Historia Administrativa de la Regencia de María Cristina de Borbón) que la verdadera historia de España no se puede contemplar leyendo el BOE o las obras de los publicistas de la época. La verdadera cara del país, en casi cualquier momento histórico, está constituida por el caciquismo, el corporativismo y el clientelismo y nada tiene que ver con esas palabras bonitas que los liberales y los conservadores “consensúan” sobre el gobierno, la política y la sociedad. Lo mismo puede decirse respecto de esta película: ofrece una de las caras verídicas de esa España de los años sesenta/setenta que se caracteriza por ser una realidad caciquil, conservadora, desalmada e ignorante, que se mueve por instintos y pasiones más que por los raciocinios propios de una humanidad a la que no todos los nacidos hombres consiguen llegar. Por lo demás, un film muy competentemente rodado y montado, con unas interpretaciones de Goya y unos elementos técnicos excepcionales (tanto la fotografía como la música, de Vainica Doble). De hecho, se trata de uno de los clásicos del cine español de la segunda mitad del siglo XX, obra de un cineasta tan ocasional como interesante. Una pulsión metafórica, saturnical, recorre todo la obra, como en los mejores trabajos de Saura.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Espíritu de conquista (Aka Western Union)

3.5*

Western monocular, irónico y distanciado, rodado con la típica concreción de medios por el inmigrante progresista Fritz Lang, huido del nazismo, ese cáncer que asoló la Europa de Entreguerras y que la precipitó a la mayor guerra que ha sufrido la Humanidad. De hecho, el film fue estrenado durante la 2ª Guerra Mundial y un poco antes de la entrada de los EE.UU. en la misma. Bien, dicho esto, ¿qué tenemos entre manos? Pues una historia relativamente típica del género (un género obsesionado con la venganza). ¿Cuál? La expansión del Eastern Progress por los territorios fronterizos del Oeste (en este caso, no es el ferrocarril o las líneas de diligencias, sino la telegrafía de la Western Union). Sobre la poderosa inspiración del gran Zane Grey, Lang edifica una película elegante y sofisticada, alejada de muchos de los tópicos del género y, por lo tanto, con muchos ingredientes que sorprenden al espectador contemporáneo (fíjense, por ejemplo, en ese vaquero que cuida de la salud de sus caballos o en el encuentro con las tribus indias o, en fin, en ese atípico final, fuera de campo, como suele ser habitual en el cine del maestro vienés). Rodada inmediatamente después de esa otra maravilla que fue La venganza de Frank James, la producción tiene unos movimientos de cámara y unos encuadres que casi ya no se han vuelto a ver en el cine (aunque sí en el cómic): auténticas maravillas cinematográficas. Un film subvalorado y que necesita una urgente recuperación.

jueves, 10 de septiembre de 2015

En busca del águila

2.5*

El típico hipócrita egocéntrico (Powers Boothe) acepta el encargo de un ricachón coleccionista (Donald Pleasance) para conseguir los dos únicos huevos de águila calva que quedan en el mundo y que faltan en su colección. Para ello, habrá de viajar hasta la isla Cherokee, donde habita una especie de guardián ecologista, Jim (Rutger Hauer) que, en realidad, es un veterano del Vietnam traumatizado por la muerte de su familia. Boothe se ganará la confianza de Jim para poder conocer la ubicación de su objetivo y para poder hacer uso de sus dotes de escalador y acceder al nido del águila en cuestión. Conseguidos los huevos, el águila, evidentemente, se extinguirá, lo que le inyecta a toda la trama un componente bien mezquino pero, también, bien conservacionista. Para terminar de sazonar todo el producto, aparecen dos mujeres: la viuda salvaje Kathleen Turner y la procaz periodista Jayne Bentzen. Tras el éxito de Blade Runner, Rutger Hauer se ha prodigado en todo tipo de producciones baratas, algunas con cierto éxito (Furia ciega o Segundo Sangriento), otras con ninguno. El presente film es una muestra de este último caso: una historia de buen corazón, narrada con un estilo cercano a las producciones de la Cannon, casi absolutamente olvidada, de fantásticas localizaciones y que entretiene de una forma grata y sin demasiadas pretensiones. Aceptable para una tarde tontorrona o para una noche de insomnio con nostalgia ochentera.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

The Lovely Bones

2*

Una de esas caras B que rueda, de vez en cuando, el megalómano Peter Jackson y que ha salido rana, al contrario que esa maravilla que es Criaturas celestiales. A un thriller estilo Perdidos, se le une una historia de fantasmas tipo El sexto sentido, Ghost o Silent Hill pero el paquete final rezuma grasa por todos los lados. Una grasa que sale de aplastar las ceras plastidecor® con las que se han hecho la película. Por otro lado, lo que hace deslizarse al film hasta el fondo del cubo de la basura es la ñoñería épico-narrativa constante así como una estética grandilocuente e innecesaria. Es decir, la propuesta no es demasiado original ni demasiado consabida pero es que, además, el plot está constantemente salpicado de incongruencias y sentimentaladas varias a las que hay que añadir un aspecto visual que rinde pleitesía a esas típicas saturaciones digitales tan queridas en Hollywood, tipo La vida de Pi (artísticamente hablando) o a El señor de los anillos (industrialmagic hablando). Asímismo, los actores parecen clabados con chinchetas por el croma visual del film: nadie se puede creer a la Sarandon, al Tucci, a la Weisz o al Wahlberg, cada uno con un personaje más tópico y plano que el anterior. En definitiva, una obra mediocre y, por tanto, decepcionante. Ahora bien, la muchachada puede fliparlo con ella.

Españolas en París

3*

La jovencita Isabel García (Ana Belén), de Sigüenza, emigra al París de comienzos de los setenta para trabajar sirviendo en el Distrito XVI, uno de los bastiones de la burguesía francesa. Allí le esperan un variopinto grupo de personas, entre las que destaca otra criada, Emilia (Laura Valenzuela), y un chófer, Manolo (Máximo Valverde). Primer y, probablemente, el más sólido éxito de la llamada “tercera vía” del cine español de la época, en particular respecto del cine comercial producido por el marido de una de las protagonistas del film, José Luis Dibildos. Desde este punto de vista, la película se aleja de esas representaciones costumbristas, paletas y pseudo-cómicas (tipo, Pepe, vente a Alemania) para intentar describir con cierto realismo “la historia de la vida” de una employee de maison española en la Ville lumière. En este sentido, tanto el guión (con la participación de Mingote) como la dirección, de Roberto Bodegas, aparecen como dos virtudes destacables. Los múltiples guiños a la industria cinematográfica de la época incluyen la presencia de José Luis López Vázquez, José Sacristán, Teresa Rabal, Simón Andreu o Tina Saínz, por ejemplo. Entre otras curiosidades, la cinta ofrece un homenaje a Jean-Pierre Melville, a Matías Prats, a Paco Ibañez y a los empresarios “modelos” del momento, los Barreiros, en su etapa Chrysler. Para terminar, el visionado produce en el espectador un efecto chocante: las imágenes parecen una máquina del tiempo y, al mismo tiempo, un aviso respecto a las migraciones por venir.