Tragicomedia dramática del Sur,
diseñada para mujeres de tres generaciones pero que puede ser disfrutada,
también, por sus padres, hijos y nietos. Una mujer rellenita y en crisis (la
atractiva e inmensamente convincente Kathy Bates) conoce a una anciana (Jessica
Tandy) que le cuenta una historia ocurrida tiempo ha (de ahí los flashbacks de la trama), en ese estado boscoso y
racista que era (y, en cierta medida, sigue siendo) Alabama. El espectador irá
conociendo los pormenores de dicha historia a la vez que la protagonista aunque
verá recompensado su tiempo con el despertar vital de la propia protagonista.
La trama irá yendo del presente al pasado y de éste al futuro (del espectador) y
se levanta como si de un cuento gótico se tratara (a la manera del Ambrose Bierce de El clan de los parricidas),
con su pequeño misterio incluido, un whodunit
alrededor de un crimen que, en pantalla, está construido como si no lo fuera:
más bien es un acto en justicia, como en el famoso cuento de Roald Dahl sobre la
pierna de cordero congelada. Un film bienintencionado y casi cándido, auténtico éxito entre un sector determinado de
la población en el que, además de recetas sureñas y amistad femenina, acaba
triunfando el bien, lo que demuestra el carácter fantasioso del producto en su totalidad.
Lo cual no es malo pero sí perjudicial para un correcto desarrollo del
principio de realidad freudiano.
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