La jovencita Isabel García (Ana
Belén), de Sigüenza, emigra al París de comienzos de los setenta para trabajar
sirviendo en el Distrito XVI, uno de los bastiones de la burguesía francesa. Allí
le esperan un variopinto grupo de personas, entre las que destaca otra criada, Emilia
(Laura Valenzuela), y un chófer, Manolo (Máximo Valverde). Primer y,
probablemente, el más sólido éxito de la llamada “tercera vía” del cine español
de la época, en particular respecto del cine comercial producido por el marido
de una de las protagonistas del film,
José Luis Dibildos. Desde este punto de vista, la película se aleja de esas
representaciones costumbristas, paletas y pseudo-cómicas (tipo, Pepe, vente a Alemania) para intentar
describir con cierto realismo “la historia de la vida” de una employee de maison española en la Ville lumière. En este sentido, tanto
el guión (con la participación de Mingote) como la dirección, de Roberto
Bodegas, aparecen como dos virtudes destacables. Los múltiples guiños a la
industria cinematográfica de la época incluyen la presencia de José Luis López
Vázquez, José Sacristán, Teresa Rabal, Simón Andreu o Tina Saínz, por ejemplo. Entre
otras curiosidades, la cinta ofrece un homenaje a Jean-Pierre Melville, a Matías
Prats, a Paco Ibañez y a los empresarios “modelos” del momento, los Barreiros,
en su etapa Chrysler. Para terminar, el visionado produce en el espectador un
efecto chocante: las imágenes parecen una máquina del tiempo y, al mismo tiempo,
un aviso respecto a las migraciones por venir.
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