[Spoiler: ¿Se imaginan una conspiración para asesinar políticos
incómodos? ¿Se imaginan a una misteriosa empresa, Parallax (como las que describe Dave Eggers), detrás de esa
conspiración? ¿Se imaginan a alguno de ustedes investigando para desenmascarar
dicha conspiración? ¿Y se imaginan presentando una solicitud para entrar a
formar parte de los recursos humanos de esa empresa? ¿Se imaginan que las cosas
no acaban como uno espera? Pues bien, esto es justo de lo que trata esta
película]. Warren Beatty, testigo de un crimen político en Seattle, descubre
que el resto de espectadores del magnicidio están muriendo en extrañas circunstancias.
Poco a poco se pone a investigar y lo que descubre no le hará ni pizca de
gracia. Con una puesta en escena realmente sobria, típica de la filmografía del
director (planos fijos, pequeños movimientos de cámara, ligeros travellings, grandes planos generales,
etc.), y un ritmo adecuadamente sincopado, Pakula entrega al espectador uno de
sus característicos thrillers de política-ficción (con más política que ficción, por cierto), y con un espíritu
políticamente fustigador, en la línea de Acción
ejecutiva o JFK, por ejemplo. A
la postre, estamos ante un producto muy pesimista, que denuncia la naturaleza realpolitik que hay detrás de buena
parte de la democracia liberal representativa USAmericana (tal y como destaca
Beverly Merrill en su Reelpolitik
Ideologies in American Political Film), y que, incluso, se atreve a ponerle
una buena zancadilla a la comisión Warren, pantomima demócrata para averiguar los
motivos del asesinato de Kennedy. Como diría el propio Beatty, en el clásico de
Peter Biskind, Star: The Life and Wild
Times of Warren Beatty, “there’s nothing that can destroy Democratic Party
like a Democrat”. Convendría destacar la similitud entre el cine rodado por
Coppola en la época (especialmente, las dos primeras partes de El padrino) con el aspecto visual de este
film. No por casualidad, el artífice
de las tres narraciones visuales es Gordon Willis, nada menos, que comenta su
trabajo en el imprescindible The Masters
of Light. Uno de esos films que
ayudan al espectador ingenuo a comprender las reglas del juego político.
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