El título del film resume a la perfección de qué va la
película: de dinero y de pelotas. De pelotas de baseball, se entiende. El argumento se basa en la típica situación
cíclica a la que tienen que enfrentarse todos los clubs del mundo: los Athletics,
un equipo de Oakland, frente a San Francisco, jubila a 3 jugadores importantes
a los que hay que buscarles sustituto. El general
manager del equipo (Brad Pitt) conoce a un joven licenciado en económicas
de Yale (Jonah Hill) al que contrata para que le asesore en el proceso de
recompra de varios nuevos jugadores. Y, en vez de seguir a los ojeadores y
asesores del equipo, se deja llevar por las estadísticas del economista novato
y reinventa el deporte nacional USAmericano. La película es uno de los cantos
del cisne sobre el deporte de Joe DiMaggio, lo que pasa es que toma dos
estrategias un tanto contradictorias: por un lado, intelectualiza el juego,
mitificando a los individuos que mueven los hilos del negocio. Por otro lado,
apuesta por una filosofía del segundón, del relegado, ya que el motor del capitalismo
también se mueve con piezas descartadas que no quiere nadie. Segundas
oportunidades, cultura del esfuerzo personal y del trabajo en equipo (individualmente
liderado, eso sí), obsesión por el mundo laboral. En fin, todo lo que una buena
película para televisión sobre el tema podría tener pero multiplicado por un
presupuesto gigante (que incluye la presencia de Joe Satriani tocando el Star-Spangled Banner, o la de Robin Wright o la del recientemente fallecido Philip Seymour Hoffman) y por un guión sorkinizado a tope. Sin más. Un vaso de escupideras que se
mueve entre la experiencia, la intuición, la vida familiar y las matemáticas. Y
el aburrimiento. Ahh, y al parecer está basada en hechos reales, la repanocha
del cine telefilmico. Sí, ese que
según se termina de ver se olvida.
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