Una máquina que emite radiaciones ultrasónicas, diseñada para acabar con los insectos de la campiña inglesa del Distrito de los Lagos, produce la
resurrección de los muertos, que se levantan sedientos de sangre y con muy
malas pulgas. Un variado conjunto de personajes que se hallan por la zona
habrán de hacerles frente. A medio camino entre el stablishment atrofiado de la década de los sesenta y la
experimentación propia de la irredenta década de los setenta (es decir, con un
conflicto generacional de fondo), Jorge Grau regala a la cinematografía
española su clásico film sobre
zombies, en la estela de La noche de los
muertos vivientes, con ciertas situaciones y un “primer final” parecidos pero con ciertos rasgos
personales (por ejemplo, los zombies son capaces de ejecutar ciertas acciones
coordinadas). Con apuntes sociológicos y, sobre todo, ecológicos, la película
cuenta con la icónica presencia de Arthur Kennedy (¡grandes actores, en horas
bajas, poniendo su talento en distintos productos de serie B!) así como de un
buen puñado de actores de reparto con gloriosas e interesantes filmografías
(José Lifante, por ejemplo, pero también Cristina Galbó o Raymond Lovelock). En
definitiva, una película muy disfrutable, que tuvo que rodarse en coproducción
y con una puesta en escena y unos maquillajes ciertamente estimables, además de
una agradecida “clean-direction”, como escribe Peter Dendle en su The Zombie Movie Encyclopedia.
habrá que verla entonces
ResponderEliminarQuerido Anónimo: claro que sí! Es un clásico del fantaterror español. A por él! Y muchas gracias por tu comentario.
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