martes, 31 de mayo de 2016

Mis 5 imprescindibles de Takeshi Kitano:


-       Violent Cop (1989).
-       Sonatine (1993).
-       Hana-bi: flores de fuego (1997).
-       Dolls (2002).
-       Outrage (2010).

lunes, 30 de mayo de 2016

La vida secreta de Walter Mitty (Aka The secret life of Walter Mitty)

3*

El joven Walter Mitty trabaja como corrector en una empresa editora de ficciones pulp. Entre el control de su madre, la opresión de su prometida y de su suegra y las humillaciones de su trabajo, Mitty sueña despierto con todo tipo de aventuras inventadas. Como diría Marcel Proust, “vale más soñar la propia vida que vivirla, aunque vivirla es también soñarla”. Por eso, sí: todos tenemos una “vida secreta”, detrás de nuestras convencionales rutinas y empleos. Pero no todos la tenemos tan colorista y divertida como la de Mitty. Con la indulgencia propia de esta clase de cine mainstream de la época, Norman Z. McLeod dirigió esta comedia ingenua y de enredos, protagonizada por el inmensamente popular y talentoso Danny Kaye y que cuenta con algún que otro número musical en toda regla. La entrada de Boris Karloff en escena, la secuencia de la operación imaginada y la belleza de Virginia Mayo (nunca se la ha vuelto a ver tan hermosa como en esta película, salvo en El halcón y la flecha, por supuesto) son algunos de los puntos álgidos de un film que, sin tratarse de una obra maestra, ha resistido bastante bien el paso del tiempo. En el año 2013 se ha estrenado un remake, protagonizado por Ben Stiller y que ha tirado la casa por la ventana en cuanto a la recreación digital de los sueños de Mitty se refiere. Sin embargo, en cuanto a espíritu revoltoso se refiere, esta versión es más interesante.

sábado, 28 de mayo de 2016

Gallos de pelea (Aka Cockfighter)

3*

La novela picaresca, desde El lazarillo de Tormes o el Guzmán de Alfarache hasta las novelas proto postmodernas de Lawrence Sterne o de Henry Fielding, intentaban ofrecer una representación satírica de la sociedad del momento, afilando la descripción realista de los escalafones más bajos de la misma. Parece claro que este extraño film de Monte Hellman podría encajar en esta señera tradición literaria, que tan gloriosa influencia ha tenido también en el mundo del cine. Y es extraño por varios motivos. Primero, por tratarse de una película sobre un oscuro y cruel entretenimiento: las peleas de gallos, un espectáculo solo propio para gente muy limitadilla, intelectual y emocionalmente hablando (Por cierto, en la actualidad sería impensable rodar una película como esta, donde varios animales mueren luchando o son decapitados. Por suerte, ahora tenemos a asociaciones como PeTA, que luchan por un mundo no especista). Segundo, por ser una de las pocas películas del director donde el contenido y la forma resultan bastante convencionales (lejos quedan, por tanto, esos Westerns experimentales de los sesenta). Tercero, por tratarse de una obra rodada con la ayuda de varios monstruos del 7º arte (Néstor Almendros, por ejemplo, pero también Lewis Teague o Roger Corman). Cuarto, por presentar a un Warren Oates, extraordinario, que no pronuncia una sola palabra (salvo su voz en off) en toda la película. Por cierto, también aparece, como co-protagonista, el grandísimo Harry Dean Stanton, el hombre con el rostro de gorrión. Y quinto, por tratarse de una producción que parece que defiende lo que muestra, hasta que llega el irónico y cáustico final. En definitiva: una joya del cine underground USAmericano.

Estos son los condenados (Aka The Damned)

3*

La Guerra Fría y su epítome máximo, el Holocausto nuclear, han sido dos de las últimas pruebas fehacientes de que la humanidad está gobernada por una pandilla de matones indeseables, por un grupo de sociópatas avariciosos. En todo caso, como fenómenos históricos reales, ambos acontecimientos han condicionado buena parte del contenido de nuestras más recientes representaciones colectivas y, con ello, de nuestras producciones culturales, literarias, teatrales, poéticas, literarias. Y ello durante varias generaciones. La Hammer, bajo la extraña y sorprendente dirección de Joseph Losey, produce una película de ciencia ficción mezclada con la delincuencia juvenil, con la malévola sencillez de quien hace una pequeña tarta de manzana para luego rellenarla de sangre. La premisa del argumento, así como su desarrollo, es algo que se aconseja sea descubierto por el espectador deseoso de ampliar su experiencia vital. Entre el estreno de Eva y el rodaje de El sirviente, Losey recibió el encargo de rodar una historia del guionista Jamaicano Evans Jones (¡sí, el mismo de Wake in Fright!), que recrea una Inglaterra donde la gente se mueve entre la distopia institucional y el masoquismo personal, entre la inevitabilidad de un plan diabólico y el heroísmo fútil, como sugiere Colin Gardner en su revelador estudio sobre la filmografía del director USAmericano. El montaje paralelo no hace sino ir reforzando estas realidades que se cruzan y retroalimentan.

martes, 24 de mayo de 2016

Dabide no hoshi: Bishôjo-gari (Aka Beautiful Girl Hunter Aka The Star of David)

3*

Extraña y corrosiva Sexploitation japonesa, estrenada en 1979, y rodada por Norifumi Suzuki, premiado por el Festival de Yokohama por toda su carrera (una carrera que ha abordado el pinku eiga, el cine de acción, con Sonny Chiba, y otros subgéneros en varias ocasiones). Un violador y criminal se escapa de un sanatorio y llega a una casa donde se aplicará a todo tipo de perversiones y juegos sexuales con sus ocupantes, con bondage y maltrato incluidos, amen de las consabidas violaciones, tanto en estado de consciencia como de inconsciencia. La película sorprende por diferentes conceptos (especialmente por su lujuriosa concepción de la degradación sexual y de las parafilias) pero no es ajeno al shock que produce su visionado el hecho de que el director acompañe las escenas más fuertes con música clásica de fondo. Ni tampoco es ajeno la excelente calidad del film, tanto en sus aspectos técnicos como artísticos. Ni el hecho de que contextualice la degradación sexual con una teoría sobre el origen del mal. Una auténtica paradoja, ciertamente. Aunque hay que decir que la película no es explícita en ningún momento. También conocida como La estrella de David, Noribumi Suzuki denuncia la crueldad que se esconde, según él, tras las máscaras de los creadores de Auschwitz y de los que lanzaron las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki. Es decir, Suzuki nos recuerda el dictum de Benjamin, que tras cada documento de cultura se esconde un documento de barbarie.

El prestamista (Aka The Pawnbroker)

3.5*

Decía Alan Finkelstein que el Holocausto se ha transformado en una industria, en un espectáculo para las masas. Sin embargo, después de 1945 y tras la revelación de los crímenes nazis y de la Solución Final, pocas fueron las producciones artísticas visuales que han intentado representar el sufrimiento de la Shoah. Es como si Occidente quisiera olvidar o, más bien, como si se autoaplicara el dictum adorniano: no puede haber poesía después de Auschwitz. Sin embargo, hubo excepciones notables a este silencio. Este film, por ejemplo, se enfrenta a una de las consecuencias más ásperas de la existencia de los campos de concentración y de exterminio: ¿cómo vivieron los supervivientes judíos tras la guerra? ¿Cómo sobrevivieron, con sus experiencias y recuerdos traumáticos, al día-día? El director Sidney Lumet, conocido por su impresionante versión de 12 hombres sin piedad, rodada 7 años antes, lanza a la cara del espectador lo que Primo Levi o Claude Lanzmann han intentado hacer desde entonces: una reflexión sobre el peso del pasado y sobre la dificultad de superarlo, en especial cuando se intenta esconder bajo capas artificiales de olvido y de normalidad, como hacen los personajes de Maus. Esta es la historia del prestamista Sol Nazerman, que tiene una pequeña tienda (una tapadera, en realidad) en New York. Y para terminar de rizar el rizo, a una reflexión sobre la intrusión del pasado en el presente, Lumet añade una reflexión sobre los excluidos del presente (negros e hispanos, fundamentalmente, en una sociedad que los acoge a todos pero que hace que se exploten mutuamente). Debido a la habitual pericia técnica del director, la película muestra curiosas soluciones de puesta en escena, entre televisivas, teatrales y kafkianas, orsonwellianas en todo caso, con una fotografía en B&N que ayuda a subrayar el clima de opresión en el que viven los personajes. Por otro lado, como es propio en su filmografía, Lumet consigue exprimir lo mejor a sus actores (Jaime Sánchez, Geraldine Fitzgerald y los demás) y, en este caso, al mismo tiempo, consigue controlar el habitual histrionismo de Rod Steiger. No es una película fácil, ni complaciente. No es un film para ver con los amigos, palomitas en ristre. Pero sí que es una de las mejores obras visuales sobre estas cuestiones tan dolorosas y controvertidas.

lunes, 23 de mayo de 2016

Carretera al infierno (Aka The Hitcher)

1.5*

Innecesaria y desdramatizada reactualización (que no remake) del clásico road movie thriller de los ochenta, de mismo título, y que no tiene nada que ver con el archi tarareado Higway to Hell de AC/DC (bueno, algo sí tiene que ver: en ambos productos culturales hay accidentes y choques en la carretera). Para hacer contemporánea la trama, se ha optado por incluir una pareja de jovencitos como protagonistas, de los cuales, la chica será la que, finalmente, agarre la sartén por el mango, de una forma inverosímil y amachistada. Por otro lado, el personaje de Hauer deja paso a una interpretación sin carisma, perpetrada por el boromiriano Sean Bean, ese hombre “mixto” que luce un rostro más propio de entrenador de beisball que de psicópata despiadado. La puesta en escena es convencional y el desarrollo de la trama hiper previsible. Por lo tanto, estamos ante algo que cualquier espectador puede perderse sin sentimiento de culpa alguna y, así, poder dedicar su tiempo a visionar cualquiera de las obras maestras de Luis Buñuel, por ejemplo. Por cierto, esta PastillaCrítica ha hablado de “desdramatizada” porque el espectador ni sufre ni padece con las peripecias de los personajes. Y, también, por el abrupto y estúpido final. En cuanto aparecen los títulos de crédito, uno ya ha olvidado lo que ha visto en pantalla.

jueves, 19 de mayo de 2016

Oficial y caballero (Aka An Officer and a Gentleman)

3*

Buena parte del cine USAmericano de los ochenta constituye una de las grandes maravillas del 7º arte. Ahí están los maravillosos estudios cinematográficos de Douglas Brode para constatarlo. Y una de sus características básicas fue la forma en que engarzó poderío visual, análisis sociológico, buenas historias y música adecuada. Así, películas como Oficial y caballero, más allá de su retrato sobre el durísimo entrenamiento militar, o más allá del enfrentamiento entre un hijo putativo de los sesenta y su odioso sargento entrenador, se transformó, gracias a su banda sonora (Up Where be Belong, un auténtico hit), en uno de los primeros blockbusters de la década, fama que siguió cosechando gracias al mercado del vídeo y gracias a sus pases televisivos. Algo así como lo que le ha pasado a la insultante Pretty Woman. Por cierto, otro de los pilares de su éxito fue la convincente historia de amor (lo del “caballero” del título) entre un aspirante a soldadito y una working class hero. Viendo el film, cualquier puede comprender por qué se enamora Richard Gere de Debra Winger. Y, también, por qué se enamora Debra Winger de Richard Gere. Y es que, en este punto, la sutileza y la riqueza de Taylor Hackford da todo de sí para regalar al espectador un glorioso cuento de amor (y pasión), además de una fábula sobre la superación personal. La del hombre, claro. Que la mujer, con buscar al hombre adecuado ya tiene bastante (por cierto, por si alguien no lo ha pillado, está última afirmación es un auténtico sarcasmo). En fin, que tragedias a parte, Hackford no volvería a conseguir otro éxito como este, aunque la crítica se rendiría ante su magnífica Eclipse total (Dolores Clairbone).

domingo, 15 de mayo de 2016

Mis 5 imprescindibles de Gloria Grahame:


-       Roughshod (1949).
-       Los sobornados (1953).
-       Oklahoma (1955).
-       El hombre que nunca existió (1956).
-       Sangre y encaje (1971).

Capitán América: Civil War

3*

Por ahora, la triple cheeseburguer XXL de la franquicia de Los Vengadores, tras la proteica La era de Ultrón y las malogradas entregas del Capitán América, sobre todo la primera. Por cierto, este nuevo capítulo de la expansión cinematográfica del mundo marveliano sigue la línea narrativa de El soldado de invierno y de la saga matriz pero, en realidad, la Marvel no sigue guión alguno y se dedica a mezclar varias historias (desde sus orígenes en el 63 pero, en particular, de los ochenta, noventa así como de la historieta de Millar) y varios multiversos (el principal y el ultimate) para desarrollar un crossover pausado, repleto de personajes icónicos (con los artistas invitados Spiderman, Black Panther y Ant Man), decenas de escenas de diálogo y de transición pero también, como no podía ser de otro modo, repleto de las esperadas y excelentes escenasde acción (la del helicóptero y la del aeropuerto, por ejemplo). En algo se tiene que notar los 250 millones de dólares de presupuesto. El espectador neófito se puede perder con tanta referencia y tantos vericuetos aunque disfrutará en todo caso del estallido de sabor que este espectáculo descargará en su boca. Stan Lee ya debe sentirse un poquito mayor porque, esta vez, se ha reservado casi, casi, un papelón, al final de la película, antes de los títulos de crédito y antes de los dos easter eggs que, como sello de la casa, la Marvel siempre regala a sus más fieles y pacientes espectadores. Por cierto, como vivimos en un momento de ocio casero estabulado, seguimos dividiendo nuestras historias en capítulos más o menos independientes pero con continuidad. Tal y como hacían los seriales. Tal y como hacen las series de televisión.

Saturno 3 (Aka Saturn 3)

2*

Tras el éxito de Naves misteriosas, Star Wars, Alien, el 8º pasajero y otros films de ciencia ficción, Stanley Donen recibió el encargo de rodar una historia ambientada en un laboratorio experimental en una luna de Saturno, donde se intenta producir “cultivos hidropónicos” para socorrer el hambre de la Tierra. ¿Ein? El argumento, rocambolesco y absurdo, se centra en los intentos, un poco inexplicables, que lleva a cabo un despiadado capitán que pretende poner en marcha un robot que (tampoco se sabe muy bien por qué, salvo porque su creador, por “infiltración cerebral”, es un asesino) decidirá atacar a los dos científicos (amantes, para más señas) que viven en la estación saturniana (Kirk Douglas y Farrah Fawcett). Donen firma una película que tiene dinero, que tiene ciertos aciertos y algunos buenos diseños pero que deja en el espectador una sensación de “WTF?”, ya que varias escenas, varios diálogos y varios giros de guión son de lo más chorralaires. De hecho, el diseño del robot asesino, una especie de Terminator inteligente e “indestructible”, produce un poco de sonrojo debido a su diminuta cabeza (en algunos planos, además, recuerda un poco el rostro de “jigsaw”). Los 3 actores protagonistas, para terminar, tampoco es que brillen especialmente en esta decepcionante entrega de cutre ficción made in England. Tres curiosidades finales: el guionista fue, nada menos, que Martin Amis. Una idea que aparece en la cinta podría ser el antecedente directo de una de las más interesantes proezas visuales de Ghost in the Shell y, por extensión, de Matrix. ¡Ahh, por cierto!: a papa Douglas se le ve el culete. 

miércoles, 11 de mayo de 2016

Robocop

3.5*

Extremadamente violenta y explícitamente gráfica (Orion está detrás), Robocop es una excelente radiografía de la sociedad USAmericana de los ochenta, tintada con los colores y los tonos de la ciencia ficción distópica. Es algo así como una versión quimérica y policial del Wall Street de Oliver Stone. Ambientada en un Detroit futuro, el izquierdista Paul Verhoeven vertebra su película sobre la representación que el capitalista medio tiene (y propaga) acerca de los males sociales: en una sociedad corrompida por abajo, debido a la delincuencia común (¡cómo si la corrupción no viniera desde arriba!), hace falta un policía 7-Eleven, que trabaje 24 horas al día para que la gente adinerada se sienta segura. Sin embargo, Verhoeven (guionistas mediantes) desperdiga por la trama un conjunto de corolarios y glosas claramente anti capitalistas y sobre los más diversos temas (la corrupción política, la gentrificación, la manipulación de los media, la burbuja inmobiliaria, la competitividad y avaricia capitalistas, la atracción del dinero, etc.), lo cual engrandece la trama y sus resonancias sociológicas. No por casualidad, el proyecto se le había ofrecido antes a Alex Cox. Por otro lado, conviene insistir en la valentía (y el morbo) a la hora de mostrar la violencia, llegando al gore. Aunque, por otro lado, es una característica básica de la sociedad del espectáculo, en la que el público se acostumbra a la violencia como mecanismo planificado para su aceptación. De esto saben muchos los grandes mass media. Como curiosidad, y en el plano técnico-artístico, estamos ante una de las últimas películas mainstream en usar el stop-motion, tan vulgarmente sustituido por la saturación infográfica más glacial.