Innecesaria y desdramatizada
reactualización (que no remake) del
clásico road movie thriller de los ochenta, de mismo título, y que no tiene nada que
ver con el archi tarareado Higway to Hell
de AC/DC (bueno, algo sí tiene que ver: en ambos productos culturales hay
accidentes y choques en la carretera). Para hacer contemporánea la trama, se ha
optado por incluir una pareja de jovencitos como protagonistas, de los cuales,
la chica será la que, finalmente, agarre la sartén por el mango, de una forma
inverosímil y amachistada. Por otro lado, el personaje de Hauer deja paso a una
interpretación sin carisma, perpetrada por el boromiriano Sean Bean, ese hombre
“mixto” que luce un rostro más propio de entrenador de beisball que de psicópata despiadado. La puesta en escena es
convencional y el desarrollo de la trama hiper previsible. Por lo tanto, estamos
ante algo que cualquier espectador puede perderse sin sentimiento de culpa
alguna y, así, poder dedicar su tiempo a visionar cualquiera de las obras
maestras de Luis Buñuel, por ejemplo. Por cierto, esta PastillaCrítica ha
hablado de “desdramatizada” porque el espectador ni sufre ni padece con las
peripecias de los personajes. Y, también, por el abrupto y estúpido final. En
cuanto aparecen los títulos de crédito, uno ya ha olvidado lo que ha visto en
pantalla.
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