miércoles, 11 de mayo de 2016

Robocop

3.5*

Extremadamente violenta y explícitamente gráfica (Orion está detrás), Robocop es una excelente radiografía de la sociedad USAmericana de los ochenta, tintada con los colores y los tonos de la ciencia ficción distópica. Es algo así como una versión quimérica y policial del Wall Street de Oliver Stone. Ambientada en un Detroit futuro, el izquierdista Paul Verhoeven vertebra su película sobre la representación que el capitalista medio tiene (y propaga) acerca de los males sociales: en una sociedad corrompida por abajo, debido a la delincuencia común (¡cómo si la corrupción no viniera desde arriba!), hace falta un policía 7-Eleven, que trabaje 24 horas al día para que la gente adinerada se sienta segura. Sin embargo, Verhoeven (guionistas mediantes) desperdiga por la trama un conjunto de corolarios y glosas claramente anti capitalistas y sobre los más diversos temas (la corrupción política, la gentrificación, la manipulación de los media, la burbuja inmobiliaria, la competitividad y avaricia capitalistas, la atracción del dinero, etc.), lo cual engrandece la trama y sus resonancias sociológicas. No por casualidad, el proyecto se le había ofrecido antes a Alex Cox. Por otro lado, conviene insistir en la valentía (y el morbo) a la hora de mostrar la violencia, llegando al gore. Aunque, por otro lado, es una característica básica de la sociedad del espectáculo, en la que el público se acostumbra a la violencia como mecanismo planificado para su aceptación. De esto saben muchos los grandes mass media. Como curiosidad, y en el plano técnico-artístico, estamos ante una de las últimas películas mainstream en usar el stop-motion, tan vulgarmente sustituido por la saturación infográfica más glacial.

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