Otra de las trilogías de terror
rodadas por Dan Curtis para la televisión y, en este caso, con la ayuda
inestimable del gran Richard Matheson, que escribe el guión de las tres
historias aunque la primera de ellas sobre una novela de Jack Finney. Curtis
demuestra que es un maestro en la planificación y en el montaje y rueda con la
elegancia de un artesano cuyo ego está supeditado a las necesidades de cada
historia. La primera parte trata sobre un coche de 1926 que permite viajar al
pasado (en un retruécano maravilloso que parece adelantarse a Regreso al futuro). La segunda, la más
floja de las tres, trata sobre un vampiro. Y, por último, el tercer capítulo
del film gira en torno al obsesivo
deseo de una madre por recuperar a su hijo muerto, lo que le llevará a realizar
un rito satánico y, con él, a desencadenar un regreso realmente infernal. No
falta quien afirma que de esta última historia, titulada “Bobby”, el gran John
Carpenter podría haberse inspirado para su maravillosa La noche de Halloween. En definitiva, una curiosa oportunidad de
ver en acción una forma efectiva y digna de hacer cine para la caja tonta.
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