jueves, 5 de enero de 2012

La ventana indiscreta

4.5*


No se sabe muy bien cuáles son las razones por las que, en un determinado momento, un director es capaz de rodar una obra maestra. Si hablamos de Alfred Hitchcock, que tiene un buen puñado de magníficas películas, la respuesta puede hacerse aún más complicada. En cualquier caso (y al margen de posibles explicaciones), podría decirse que Rear Window constituye la aleación definitiva de todas las virtudes y obsesiones de su orondo director. Rodada completamente en los estudios de la Paramount (lo que obligó a planificarla al detalle y a volcarse en la magnífica iluminación), cuenta una historia conocida por todos: un hombre en silla de ruedas utiliza su cámara fotográfica para espiar a sus vecinos desde la ventana de su apartamento en el Greenwich Village, con la oposición de su hermosa prometida. La película cuenta, además, con la nebulosa pero irrebatible presencia de una muy uptown Grace Kelly, de un Jimmy Stewart comodísimo en su papel de Voyeur (que debe imaginar un crimen para luego resolverlo), y se apoya en un suspense excelentemente tramado y narrado, en el marco incomparable de una escenografía fabulosa, obra de Hal Pereira. De más está señalar la influencia en Peeping Tom de Michael Powell, o en Blow Up, o en Brian de Palma, o en tantos otros aunque, a su vez, podría estar influida por El susto, de 1946. Un detalle. El minuto 15 ya ha pasado a la historia del cine: constituye el mejor beso filmado nunca en Technicolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario