Posesión Infernal (Evil Dead en su gráfico título original), el debut
como realizador del blockbustermaníaco
Sam Raimi, es un clásico moderno del cine de terror, mitad gore mitad splatstick.
Con claras referencias al imaginario de Lovecraft, Raimi reúne a cinco de sus
amigos en una cabaña en mitad de un bosque de Tennesse, al que sólo se puede
acceder por un puente. Accidentalmente, descubren un libro y una cinta
magnetofónica que hace revivir a un espíritu demoníaco que intentará (y
finalmente lo conseguirá) poseer a todos. Bueno, a todos menos al bueno de Ash (Bruce Campbell). La cinta destaca por su atmósfera (realmente conseguida), por unos
efectos especiales chirriantes pero efectivos, por su humor negro, por unos travellings subjetivos imposibles y
velocísimos, por una planificación ciertamente original, por aciertos
escenográficos varios (como el del espejo que se hace agua), por unos efectos
de sonido sorprendentes y por múltiples referencias al género (desde Wes Craven
hasta La matanza de Texas, pasando
por La noche de los muertos vivientes).
Tuvo dos continuaciones: Terroríficamente muertos y El ejército de las
tinieblas, ambas protagonizadas por el antihéroe Ash. Como curiosidad, el assistant editor de esta parte era nada
menos que Joel Cohen.
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