3.5*
Guy Ritchie tiene un pequeño problema como director: sólo sabe
contar una historia y, además, lo hace siempre de la misma manera (ahí está la tetralogía
underworld para probarlo: Lock & Stock, Snatch, RocknRolla y Revolver). Bueno, sólo sabe contar una
historia salvo que se trate de sus dos adaptaciones del imaginario holmesiano (y de la justamente olvidada Barridos por la marea). En esta ocasión, Holmes y su
inseparable Watson (con ayuda de una vidente gitana) deben descifrar y desmontar un complot del propio Moriarty
para colapsar el mundo occidental, nada menos. Dentro de una factura de
película de acción, cuasi jamesbondiana, la historia cuenta con excelentes coreografías y con unas secuencias llenas de efectos visuales, ferozmente montadas, aunque están ralentizadas y aceleradas a capricho. Esta recuperación de la acción para el mundo sherlockiano tiene un digno antecedente en el anime dirigido por Hayao Miyazaki y Kyosuke Mikuriya. Por otro lado, la ambientación, la escenografía, el diseño de vestuario y la puesta en escena son
exuberantes, densos, victorianos (todo convenientemente retratado por Philippe Rousselot).
Con un Lestrade especialmente desubicado, un Moriarty que apunta maneras, una
Irene Adler bellísima y un indolente Mycroft (a la altura de Stephen Fry), Guy
Ritchie entretiene al espectador sin insultar su inteligencia, con una personal
versión de la inmortal creación del escocés Sir Arthur Conan Doyle, del que se
apropia varias ideas del canon original (especialmente de Estudio en escarlata, El signo de los cuatro, El valle del miedo, La aventura de la segunda mancha, El intérprete griego y, obviamente, El problema final, entre otros). Lo más destacable del film, sin embargo, es el carácter arrabalero,
descuidado y levemente vulnerable de este Holmes, magistralmente interpretado por
Robert Downey jr. Dos curiosidades: el personaje del
coronel Sebastian Moran está extraído de la aventura La Casa vacía y la escena con los caballos contiene un motivo musical que Ennio Morricone compuso para Dos
mulas y una mujer y que Hans Zimmer ha reutilizado (por cierto Zimmer se inspiró para la BSO de la anterior entrega en varios motivos del Euro Western).
Me gustó mucho el juego de sombras! Fue una experiencia extraña que recuerdo con cariño. Un desafío a la imaginación. Gracias, Zineface.
ResponderEliminarZineface casi siempre disfruta con el mundo Sherlockiano y esta última vuelta de tuerca no solamente no le ha desagradado sino que le ha encantado. Atento espera la tercera parte. Muchas gracias por el comentario, Anónimo, y gracias a ti, en todo caso, por tus palabras.
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