Una de las primeras apariciones del entrañable ídolo de la lucha
libre mexicana, Santo, el enmascarado de
plata. En este caso, en Valle del río, una zona westernarizada de México a donde un policía (Fernando) y su
colaborador (Conrado) han llegado en busca de la novia del primero (Virginia),
y ya, de paso, para poner fin a las correrías diabólicas del cacique local
Refugio Canales (un estupendo Luis Acebes). Es muy posible que, en su momento
(1963), esta película fuera admirada por su acción y por sus peleas. Hoy en día, no deja de ser una extravagante y caricaturesca producción, con un
diseño de personajes y una trama propias de los cómics de los años cincuenta (como
nuestro Roberto Alcázar y Pedrín, por
poner un ejemplo). Como rocambolesco es también el arrebatado y frenético score de Enrico Cabiati. Por cierto, en el primer
tercio de la película, hay una escena en una cantina, donde dos mujeres beben y
conversan, con un corrido de fondo, que es de una actualidad sorprendente.
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