Win Berry (Beau Bridges) decide construir un hotel familiar
en el que todos puedan vivir y trabajar. A partir de esta premisa,
la película va encadenando distintas escenas, relacionadas –principalmente- con
el desarrollo emocional y sexual de los hijos de la familia Berry así como con
sus sueños y con los sueños de los padres. Sin embargo, el hotel no tendrá el éxito
esperado y la familia entera deberá viajar a Viena, con lo que la acción se verá politizada. Un Tony Richardson en horas bajas, siguiendo el estilo desenfadado y
descarnado de Tom Jones con el que se
hizo famoso. Sin embargo,
esta vez, sin duda, el tono no es el apropiado –una mezcla inadecuada de
jocosidad, ordinariez y surrealismo- y, por supuesto, el guión no está suficientemente
elaborado, lo cual hace a la historia poco convincente. Sin embargo, sí es apropiada a la moraleja de la historia su levedad general, tal y
como queda patente desde las primeras escenas del film. Equipo técnico artístico de la ultima etapa del director (Watkin,
Lambert), nutrido grupo de actores en el inicio de sus carreras: (Rob Lowe, Nastassja Kinski, Matthew Modine, Seth Green, Wallace Shawn) y protagonismo de la solvente Jodie
Foster. Aunque es verdad que el director inglés se ha especializado en adaptaciones
literarias y que, habitualmente, éstas son de una elevada calidad, El Hotel New Hampshire es la menos estimulante de todas las adaptaciones cinematográficas de la obra de John Irving.
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