Estilizado thriller
noir sobre las actividades de Jef
Costello, un asesino hierático, solitario y meticuloso que es como un samurai. O como un
tigre. Interpretado por Alain Delon, en la cumbre de su atractivo y de su éxito, el personaje trae a la mente al Vince Edwards de Murder by contract. Inspirándose en la novela The Ronin, Jean Pierre Melville crea una obra hipnótica, de una incisiva
abstracción, con una escenográfica austera y una puesta en escena precisa, elegante
y muy elocuente (tanto que los 10 primeros minutos no contienen diálogo
alguno). En la línea de El último suspiro,
supone una de las obras cumbre del polar francés, en general, y del cine de Jean Pierre Melville, en particular, y
constituye la segunda parte de la trilogía
Delon del director, además de Círculo rojo y Crónica negra. La influencia de esta película en la obra de Johnnie
To, John Woo o del propio Quentin Tarantino, entre otros, es notable y conviene
recordarla, así como en Ghost Dog, del gran
Jim Jarmusch.
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