Perturbadora historia de Richard Kelly (el director de la
maravillosa Donnie Darko), a medio camino entre David Lynch y David Fincher y con unas gotas de Charles Burns, Terry
Gilliam y Night Shyamalan, aunque el antecedente directo es el capítulo "Button, Button", de la
serie The Twilight Zone (1986). La excusa argumental no puede ser más sencilla: una pareja
recibe la extraña visita de un hombre que les deja una caja. En ella, un
instrumento con un botón. Si lo pulsan, alguien morirá en alguna parte del
mundo y ellos cobrarán un millón de dólares. Con esta premisa, Kelly firma una
historia (inspirada levemente en un relato corto del gran Richard Matheson), entre la
ciencia ficción, el thriller de
misterio, lo paranormal y con la NASA de por medio,
donde (sin embargo) no todas las piezas encajan correctamente, ni muchos menos. Y es que la
historia se pierde, desgraciadamente, en demasiados vericuetos y confusiones, al contrario que la maravillosa Donnie Darko. Ambientado en una
naïve década de los setenta y con un
diseño de producción extraordinario, Kelly consigue unos planos medios y generales
y unas panorámicas memorables, con unos encuadres de una fuerza estética cautivadora.
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