lunes, 23 de julio de 2012

Las 36 cámaras de Shaolin

3.5*

Matrix nos mostró lo fácil que puede ser aprender Kung Fu si se pudiera implantar una técnica de combate mediante la instalación de un programa informático en el cerebro. Sin embargo, inexorablemente, las artes marciales requieren disciplina y años de práctica. La cultura milenaria china conoce muy bien este hecho y, por eso, abundan las películas que narran los distintos pasos en la adquisición de dicho arte. Chia Liang Liu, prolífico actor y stunt coordinator de la productora de los Hermanos Shaw, regaló a los fans del género esta historia sobre un aspirante a monje guerrero Shaolin, que se encuentra en lucha contra los Manchús de Cantón. La primera hora es un tanto convencional pero la segunda parte, que muestra las distintas fases del entrenamiento del protagonista (de ahí el título) y la materialización de su venganza, es tremendamente atractiva y poderosa. Además, el sentido del humor hace presencia en las ocasiones pertinentes. La historia cuenta con el protagonismo del legendario Gordon Liu, hermano adoptivo del director y conocido por su papel de Pai Mei en Kill Bill Vol. 2, y con extraordinarias coreografías, como es habitual en los films de los productores hongkoneses, que, además, están rodadas con elegancia y respeto, es decir, alargando las tomas y las escenas y sin hacer un uso ilegítimo del montaje. En este sentido, la utilización del Shaw Scope es apropiadísimo. Para terminar, la película abunda en el uso mágico de los decorados, como en la maravillosa The Wandering Swordsman, del gran Chang Cheh, aunque los exteriores decepcionan por su falta de espectacularidad.

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