Continuación en
toda regla de The Descent (2005), en
donde la superviviente de ésta, con la ayuda de un equipo de rescate, regresa al
entramado de cuevas de la primera para averiguar qué ha ocurrido.
Claustrofóbica como pocas, la historia se centra exclusivamente (esta vez sí)
en la lucha entre los espeleólogos y esas criaturas cavernícolas que se parecen
sospechosamente a Nosferatu y que
recuerdan a los veloces cazadores de Pandorum.
Sustos, sobresaltos y sorpresas para esta extrema historia de supervivencia que
contiene, por otro lado, algunas escenas absurdas e inverosímiles. Si la primera
parte sorprendía por su (hasta cierto punto) ingeniosa propuesta y su estimulante
materialización, esta segunda parte muestra una complacencia casi total con las
premisas de aquella así como un desarrollo bastante convencional, si bien el
contenido gore crece
considerablemente. Una vez más, se asienta el dicho de que (habitualmente) segundas partes
nunca fueron buenas.
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