Correcto thriller psicológico del inquieto Darren Aronofsky, ambientado en
el mundo del ballet, con claras
referencias a un clásico del género (Las
zapatillas rojas) así como a dos éxitos previos del director, y que gira en
torno a una trama (más bien escasa) inspirada en el mito del doppelganger. Con una Natalie Portman en
el papel central, que alterna gestos y miradas de alegría y de aflicción a
partes iguales, la película acierta en la puesta en escena, en el montaje y en
la creación del suspense aunque, sin embargo, adolece de reiteraciones de guión
(como las de Vincent Cassel insistiendo en la dificultad de interpretar al
cisne blanco y al cisne negro a la vez, en el clásico ballet de Tchaikovsky) y abunda en distintos tópicos sobre la
danza (madre perfeccionista y posesiva, por un lado; director de la compañía que
sexualiza su trabajo, por el otro).
En el plano argumental y temático, la película bascula continuamente entre Eva al desnudo (de hecho, el guión
original se desarrollaba en el mundo del teatro), Perfect Blue (la secuencia del baño está calcada del film de
Satoshi Kon) y Showgirls, con
evidentes pinceladas del clásico de Polansky Repulsión. Finalmente, el personaje de Portman tiene todas las
características que la mitología popular asigna a las grandes estrellas del
mundo del ballet: juventud, obsesión por el baile, competitividad y ambición
desmedidas, represión sexual, complejos e inseguridades, inmadurez emocional,
etc.
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