El joven doctor Damien O’Donovan (Cillian Murphy) se
dispone a completar sus estudios de medicina pero los acontecimientos que se
están viviendo en Irlanda le obligan a tomar partido y a comprometerse en la
lucha contra los ingleses y por la independencia. De hecho, se involucra en la
organización y actividades del Sinn Fein
y del IRA, lo que le pondrá en varias situaciones conflictivas y peligrosas,
tanto personal como políticamente. Rodada en la misma Irlanda, Ken Loach regala
al espectador un seco retrato de los ideales republicanos irlandeses y de sus
luchas, a través de la confrontación de dos formas de entender la justicia y la
igualdad, una teórica y la otra práctica o, si se quiere, una racional y la
otra temperamental. Pero lo interesante del guión es que tanto Loach como
Laverty se esfuerzan en complejizar las distintas perspectivas (socialistas,
nacionalistas, católicos), contextualizándolas histórico-politicamente y
diluyendo posibles subrayados así como un eventual y maniqueo mensaje. Por otro
lado, el film está bien terminado y
correctamente interpretado, aunque no destaca precisamente en ninguno de sus
aspectos técnico-artísticos, aunque la fotografía naturalista sea del habitual
Barry Ackroyd (En tierra hostil o Green Zone, por ejemplo) y la música de
George Fenton. De hecho, aunque se vea en pantalla grande, la película tiene un
cierto tufillo telefílmico. El título
proviene de un poema del poeta Robert Dwyer Joyce y, tras conseguir la Palma de
Oro en Cannes, The Wind that Shakes the
Barley disfrutó de un relativo éxito comercial, para lo que suele ser
habitual en la obra del director.
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