En el año 2163, la tripulación de la Icaria-XB1 es
enviada a explorar el universo en busca de vida inteligente. Al llegar a Alpha
Centauri, descubrirá una nave del pasado así como un extraño y poderoso Sol
negro. Ambos descubrimientos causarán problemas a los integrantes de la misión.
Una película de ciencia ficción, de nacionalidad checoslovaca, que fue estrenada
a comienzos de la década de los sesenta y que resulta extraña e interesante a
partes iguales. Extraña por el idioma, por el diseño de producción y por la
música; interesante, por la propia historia, por el montaje y por el final. Por
otro lado, algunos elementos del film
se pueden rastrear en ciertas películas fantásticas posteriores (desde Terror en el espacio, a Alien, Star Trek u Horizonte Final, por ejemplo). El director, Jindrich Polák, sorprende al
espectador actual con una historia de profundas resonancias científicas, sin
descuidar los elementos humanistas aunque con los miedos y obsesiones de la Guerra
Fría como telón de fondo. Además, el director apuntala el relato con varios
momentos poderosos y con varias secuencias “ya clásicas”, como diría Pablo Herranz (como la de la explosión de la nave, la de la atracción interestelar o la
de la pérdida de control de un astronauta), lo que redunda en un ritmo
convenientemente controlado y climático. Siguiendo el argumento de Robert Laughlin, no solo no
hemos llegado al fin de la ciencia: es que ni siquiera estamos cerca. ¿Así que, qué
decir de la exploración del universo?
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