Un virus devastador, el MM88, asola la tierra y acaba con la humanidad, dejando un
puñado de supervivientes en la Antártida, ya que el frío impide la reproducción
del virus. Retrato apocalíptico de la lucha por la supervivencia, dirigida con
un relativo control del pulso rítmico y sentido dramático por el director
japonés Kinji Fukasaku, que luego se haría famoso por su Battle Royale, aunque la historia adolece de una buena porción de
sensiblería gratuita y de un exceso de escenas lacrimosas, enfatizadas por una
BSO romanticona. Además, hay alguna que otra secuencia irrisoria (como la del
viaje a pie de Yoshizumi) y, a la postre, la historia se hace un tanto larga. Sin embargo, el planteamiento, en general, es
sólido, las escenas de debate moral están bien resueltas y la tensión se
dosifica con efectividad (como en La hora final), aunque el final es parcialmente anticlimático y la trama cuenta con
varios descuidos explicativos. La película, por último cuenta con un variado y
solvente reparto internacional (Glenn Ford, Arthur Kennedy, Edward James Olmos,
Robert Vaughn, Masao Musakari, Sonny Chiba, Henry Silva, Olivia Hussey, Chuck
Connors), espectaculares y variadas localizaciones y una fotografía del siempre
correcto Daisaku Kimura, que luego dirigiría Mt. Tsurugidake (2009). Por cierto, atención a los planos de grupo.
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