Docudrama sobre el
asesinato de 5 abogados laboralistas, perpetrado por un pequeño grupo de
ultraderechistas sin cerebro ni personalidad, en el Madrid de plomo de la
transición. En esa transición modélica que se construyó sobre un clima de inusitada
violencia, aunque ahora poca gente se quiera acordar. Juan Antonio
Bardem reconstruye los hechos, basándose en las experiencias de primera mano
del ultraindependiente Gregorio Morán pero, también, en las actas judiciales, elaboradas con los testimonios de
3 supervivientes, de los acusados, sus superiores organizativos y las pocas
pesquisas policiales que se facilitaron. Lo interesante del film es la poderosa labor de montaje que se ha realizado,
superponiendo acontecimientos, personajes, puntos de vista, causas y resultados.
Otro aspecto interesante es que la película muestra muchas de las cobardes e
institucionales conexiones de los asesinos, tanto con las élites
políticas franquistas (que defiendes solo sus propios intereses)
como con las estructuras policiales represivas y falangistas (esas camisas
azules que lo mismo hablan de revolución que de eliminar el sindicalismo
[sic]). La película fue estrenada unos dos años después de los hechos y viene a
sintetizar el esfuerzo de los partidos y sindicatos
de izquierda, no solamente por olvidar la Guerra Civil y la
represión de que fueron objeto hasta bien entrada la democracia, sino también
por reconciliarse con los elementos que les habían sometido. De ahí la
referencia final al símbolo de la reconciliación,
la constitución de 1978.
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