viernes, 29 de abril de 2016

Carretera asfaltada en dos direcciones (Aka Two-Lane Blacktop)

3.5*

Sin lugar a dudas, una de las más fascinantes road movies del cine USAmericano contemporáneo, un puro y desgarrado canto al motor de explosión, a Detroit y a la vida en la carretera. El mismo director, Monte Hellman, monta con precisión mecánica esta historia mínima pero que, en pantalla, funciona como uno de esos anuncios de Marlboro o Coca-Cola de la avenida Madison. Es decir, como un commercial sobre la libertad. Pero la película tiene otra lectura. Si el progreso de un país se mide por la relación que ha creado entre su capacidad tecnológica y sus costumbres morales, Two-Lane Blacktop funciona como una terrible metáfora del vacío existencial que asola a esa “pesadilla con aire acondicionado” de la que hablaba Henry Miller. En todo caso, de forma hipnótica y con una intriga creciente, el espectador seguirá a varios locos de las carreras, al conductor (James Taylor), al GTO (Warren “muscle car” Oates), a la chica (Laurie Bird) y al mecánico (Dennis Wilson, ex Beach Boys y poseedor de uno de los mejores discos de Pop de finales de los setenta, el Pacific Ocean Blue). Como instantánea espiritual de una época gloriosa de nuestra historia reciente, este film de 1971 se revela, con toda su fidelidad y profundidad, como un canto arquetípico a ese nihilismo desencantado que puede ser visto como el rasgo más importante de la década de los setenta (de forma similar a lo que hizo Punto límite: cero).

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