Por un lado, cada uno de los 11
miembros de una lista de nombres están muriendo en extrañas circunstancias,
aparentemente accidentales. Por otro, un tal Alfred Messenger muere en un
accidente de aviación y sus últimas palabras son escuchadas por un veterano de
guerra. Ambos hechos darán pié a que un antiguo miembro del Servicio de
inteligencia británico, Anthony Gethryn (George C. Scott) se ponga a investigar
los sorprendentes sucesos, lo que le llevará, nada menos, que a escarbar en
asuntos hereditarios de la nobleza inglesa. Tras Vidas rebeldes y Freud,
pasión secreta, John Huston dirige una sorprendente película que nunca figura
entre sus grandes obras pero que merece ser recordada. No es una película de
espías. No es una película de asesinatos. No es exactamente un thriller. Es, más bien, una película de
detectives. Con un interesante misterio por resolver. Y, sobre todo, es un film de embozos y caretas, que propone
un divertido juego con el espectador: el de ir reconociendo, tras sus disfraces
y maquillajes, a un nutrido plantel de actores: Kirk Douglas, Burt Lancaster,
Robert Mitchum, Frank Sinatra, Tony Curtis. Atención al discurso que sobre el
mal se marca el gran Kirk Douglas, así como a ese apunte animalista durante la
cacería del zorro. En Inglaterra, a propósito de esta última cuestión, no
escasean los Pubs del countryside que se llaman “The Fox Goes Free”. Por algo será.
gracias por la recomendación
ResponderEliminarla veré en cuanto pueda y te cuento :)
Querido Anónimo: muchas gracias por tu comentario! Y Zineface estará encantado de recibir tus impresiones cuando véas la película, claro que sí!
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