Hermoso y triste
cuento moral japonés, basado en el Ugetsu
Monogatari (de Ueda Akinari) y dirigido con la elegancia típica por Kenji
Mizoguchi (tercera cabeza del triunvirato formado por Yasujiro Ozu y Akira
Kurosawa). La historia gira en torno a las vicisitudes causadas por las ambiciones de dos hermanos
campesinos (que viven con sus esposas) y de cómo dichas ambiciones condicionan su
respectiva felicidad y la de sus mismas familias (el uno por la atracción del
dinero y el otro por la seducción de la guerra). Si bien la historia es, por
momentos, un tanto ingenua, Mizoguchi mezcla estremecedoramente bien la
realidad (la obsesión por la fama y las riquezas) y lo sobrenatural (un amor
que es más bien un sueño de falsa felicidad), el drama y la fábula, como si de
un relato de los Cuentos fantásticos del
Japón de Lafcadio Hearn se tratara. Por otro lado, la puesta en escena, de
una sofisticación lánguida, de una majestuosidad sincera, es digna de
admiración, así como el aliento poético de la mirada, la fluidez teatral de la
trama y la moralidad de fondo de la historia, todo lo cual entronca la obra de
Mizoguchi con la de su discípulo Kaneto Shindō y, por supuesto, con la del
maestro Jean Renoir.
una delicia de película!!!
ResponderEliminarABM ;)
Sí que lo es, ABM! Gracias por tu comentario! Saludos.
ResponderEliminar