En 1994, Fernando Fernán Gómez sorprendía a los
espectadores con una comedia negrísima titulada Siete mil días juntos, protagonizada por José Sacristán y Pilar
Bardém y cuyo guión estaba basado en una idea de Luís Alcoriza. Pues bien,
tanto el film de Fernán Gómez como la
idea de Luís Alcoriza estaban basadas en un cuento del gran narrador galés
Arthur Machen titulado El misterio de
Islington, cuyo argumento esencial se presenta, esquemáticamente, en la
primera página de la narración pero rescata detalles de todo su desarrollo. La
idea básica consiste en el asesinato que comete un hombre normal que vive bajo
la madición de una esposa de carácter agrio e insoportable compañía (aunque en
este film, además, es beata,
hipócrita y acomplejada). Pues bien, la primera adaptación cinematográfica de
esta narración se presentó en esta estupenda El esqueleto de la señora Morales por obra y gracia de Rogelio
González, sobre un guión del colaborador habitual de Luís Buñuel, el ya mentado
Luís Alcoriza. Por todo ello, además del costumbrismo y pintoresquismo mexicano
(retratado con complicidad por la cámara de González y la iluminación retorcida
de Víctor Herrera, casi como si fuera una lámina de Berni Wrightson), así como
de las reflexiones sobre el crímen y lo policial, Alcoriza añade su
característico tono social, satírico e, incluso, anticlerical, típico también,
por cierto, de la obra del aragonés universal. Aunque, en todo caso, el espíritu
general de la historia es su corrosivo humor negro, no exento de enseñanza
moral. Mientras que en el relato original el protagonista es un empresario, en
esta película es un taxidermista y en la obra de Fernán Gómez es un bedel del
anatómico forense. Excelentes composiciones de Arturo de Córdova, en el papel
de embalsamador de animales; Amparo Rivelles en el papel de odiada esposa y
Antonio Bravo en el papel de entrometido cura (un personaje que físicamente,
por cierto, recuerda a Lawrence Sterne).
No hay comentarios:
Publicar un comentario