Docudrama en clave de epopeya (o balada) sobre los últimos cazadores de pieles o tramperos del Yucón, la zona canadiense de las
Rocosas. El director francés Nicolás Vanier regala la vista del espectador con
espectaculares imágenes y soberbias fotografías de la naturaleza en estado
salvaje y cuenta una historia interesante y atractiva sobre la supervivencia de
una forma de vida, en peligro de extención, que ha basado su éxito a lo largo
de los siglos en su respeto de la naturaleza (aunque esto daría pié a una
interesante discusión que la película, sin embargo, no plantea). Por su parte,
los “actores” hacen lo que pueden para hacer creíbles sus líneas de diálogo y
sus emociones. Hay un par de escenas extrañamente musicalizadas con la voz de Leonard Cohen. Sería conveniente que el espectador pudiera comparar con Atanarjuat, la leyenda del hombre veloz
(de Zacharias Kunuk), con Hacia rutas
salvajes (de Sean Penn) y con Infierno
blanco (de Joe Carnahan). O, incluso, con Perdidos en la nieve.
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