Abraham Polonsky
fue maldecido por la industria del cine al ser incluido en la blask list del Comité de Actividades
Antiamericanas, del inefable senador republicano McCarthy, lo que le obligó a
abandonar Hollywood y exiliarse en Europa. De su obra anterior, Force of Evil destaca por méritos
propios como una obra inteligente, crítica y comprometida. Sin embargo, el
director siguió vinculado al 7º arte de varias maneras (especialmente como
guionista) hasta que, en 1969, tuvo la oportunidad de rodar esta historia,
basada en hechos reales, sobre la novela de Harry Lawton. No sin cierta ironía,
el film fue rodado en California,
cuna de la industria que le dió la espalda. El indio Willie Boy (Robert Blake)
es acusado de matar a un viejo y tiene que huir con Lola (Katherine Ross), su
amante. A sus espaldas, una camada de la civilización blanca intenta darle caza,
llena de prejuicios y sedienta de sangre, en una persecución meticulosa y
obsesiva. La partida está capitaneada por el sheriff Cooper (Robert Redford),
hijo de un antiguo cazador de indios. Si en Apache,
Aldrich presentaba a la cultura india con un cierto optimismo, Polonsky rueda
sin concesión de ningún tipo la cacería, con un estilo por momentos pesado y
abrupto, dejando así una fallida pero interesante alegoría sobre la convivencia entre la raza
blanca y la sometida raza india. Pero eso sí: la fotografía de Conrad Hall es
soberbia y el score de Dave Grusin es
más que eficiente. Por cierto, el espectador tiene en mente continuamente Chato el Apache, de Michael Winner.
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